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Madrid, 4 abr (EFE).- El cantautor argentino Alberto Cortez, autor de éxitos de la música latinoamericana como «En un rincón del alma» o «Cuando un amigo se va», falleció este jueves en un hospital de Madrid a los 79 años a consecuencia de unas úlceras gástricas cuya cura se complicó, informaron a EFE fuentes próximas al artista.

El artista fue ingresado de urgencia el 27 de marzo pasado en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur, en la localidad madrileña de Móstoles, a causa de unas úlceras gástricas que se han ido complicando con distintas infecciones y finalmente falleció a las 15:30 horas (13.30 GMT).

Desde su ingreso, el cantante, que residía en España desde 1964, estuvo acompañado en el hospital por su esposa, la belga Renata Govaerts, con quien llevaba casado 55 años.

«Ha sido un golpe porque acabábamos de hacer gira a finales de año. Tenía compromisos en Puerto Rico, en República Dominicana y en México», señalaron las mismas fuentes.

Además, explicaron que aún no han decidido donde se instalará la capilla ardiente, aunque uno de los sitios que se barajan es la sede de la Sociedad General de Autores (SGAE).

«Era una grandísima persona y artísticamente un compositor, músico y poeta enorme que ha dejado para la historia títulos inolvidables», han añadido.

El cantautor, que no tenía hijos y vivía desde hacía 40 años en la misma urbanización de Madrid, nació en Rancul, La Pampa, el 11 de marzo de 1940 con el nombre de José Alberto García Gallo.

Era autor de canciones como «Callejero», «Mi árbol y yo», «A partir de mañana», «Te llegará una rosa», «Castillos en el aire» o «El abuelo».

El fallecido, que poseía cuatro Discos de Oro, cuatro Heraldos de Oro y la la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, estaba preparando un nuevo disco con temas diferentes al que fue su último espectáculo, estrenado en mayo del año pasado en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid con el título «Boleros».

Madrid, 4 abr (EFE).- El autor del que es un himno a la amistad, «Cuando un amigo se va», el cantante argentino Alberto Cortez, falleció este jueves en Madrid a los 79 años tras se hospitalizado la semana pasada debido a complicaciones de unas úlceras gástricas.

Alberto Cortez cuyo verdadero nombre era José Alberto García Gallo, nació el 11 de marzo de 1940 en Rancul, (Argentina) , la misma ciudad donde arrancó su faceta musical en el conservatorio Alberto Williams.

La vida le llevó a Buenos Aires en 1958 para estudiar en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, aunque allí continuó cantando con su guitarra en locales nocturnos y fue contratado por la banda de jazz «San Francisco», trabajo que alternó con otras actuaciones con la orquesta de Armando Pontier.

Viajó a Bélgica con 20 años en una gira con la «Argentine International Ballet and Show», y aunque no tuvo éxito, Cortez fue invitado por un productor a grabar un disco en solitario, «Mr. Sucu Sucu».

En ese país fue donde conoció a la que sería su esposa, la pintora Renée Govaert, y donde arrancó su carrera de éxito.

En 1965, un año después de instalarse en España, participó en el Festival de Palma de Mallorca con la canción «Me lo dijo Pérez», que más adelante fue interpretada y promocionada por cantantes como Karina, Mochi o Los Tres Sudamericanos.

El Teatro de la Zarzuela de Madrid significó un cambio en su carrera, ya que en 1967 ofreció un recital de canciones de Yupanqui, Dávalos y algunos poemas de Pablo Neruda musicalizados.

En los ochenta, consolidada su carrera musical, realizó diversas giras por Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y EEUU. En Nueva York tuvo la oportunidad de cantar en el célebre Carnegie Hall.

En 1992 celebró sus 25 años como cantante con un concierto en el Teatro Colón de Buenos Aires y dos años después presentó un espectáculo con su amigo Facundo Cabral llamado «Lo Cortez no quita lo Cabral», una puesta en escena que recorrió México, España y Argentina.

El estado de salud de Alberto Cortez se vio mermado por una obstrucción en una arteria en 1996 y debido a las secuelas no pudo volver a tocar la guitarra.

Pero en 1998 lanzó un disco de recopilación de sus 70 mejores canciones, «Cortez al desnudo», donde están algunos de sus temas o versiones más conocidos como «Las palmeras», «El vagabundo», «Renato», «Prima donna», «Mi amigo Manuel».

Con «En un rincón del alma», Cortez celebró en 2001 sus cuarenta años en España y en 2004 editó «Alberto Cortez Sinfónico», grabado en directo con la Orquesta Sinfónica de Houston.

En 2005 lanzó un nuevo trabajo discográfico titulado «Identidad», con el que realizó una gira por España. Ese mismo año realizó un histórico concierto en el estadio Luna Park de la ciudad de Buenos Aires.

En 2011, publicó «Tener en cuenta» y a principios de marzo de 2012 regresó a los escenarios españoles con el espectáculo «Alberto Cortez en estado puro», con el cual también viajó a Estados Unidos.

Después de retirarse de los escenarios durante tres años, volvió al Teatro Nuevo Apolo de Madrid en abril del 2016 con un recital que forma parte de una gira a la que ha titulado «El retorno».

Cortez recibió numerosos galardones como el Premio a la Popularidad del Festival de Palma de Mallorca (1965); la Distinción de Honor del Festival de la Canción del Mediterráneo (1967); la Medalla de Plata en el New York Film Festival de Estados Unidos (1980) o «Cantante extranjero más popular» en Cuba (1982).

Nominado al Grammy Latino 2011 por «Tener en cuenta», el artista se consideraba más poeta o letrista que músico y escribió varios libros de poemas recopilando aquellos temas que no llegaron a ser canciones: «Equipaje», «Soy un ser humano» y «Almacén de almas».

Madrid, 4 abr (EFE).- Cincuenta años después de anticiparlo en una de sus más célebres composiciones, «Cuando un amigo se va», el árbol de Alberto Cortez cayó en «un terreno baldío», aunque su muerte, acaecida hoy a los 79 años, deja tras de sí una sólida obra internacional en la que música y poesía se hicieron uno.

Destacado miembro de la influyente generación de cantautores de finales de los años 60 y 70, amén de premio Grammy a la Excelencia artística en 2007, este argentino se oponía a la «intrascendencia» de gran parte de la música actual y convirtió en una máxima de su carrera que esta disciplina era un vehículo para «acercar la poesía al pueblo…, de donde nunca debió salir», añadía.

Cortez (Rancul, 1940) superó el medio siglo de actividad pese a sus múltiples achaques. «Canto porque no tengo otro remedio», declararía hace cinco años sobre su resistencia a la jubilación, en una entrevista en la que se tomó con humor el número de veces que la «rumorología» había acabado con él.

«Me río una y otra vez porque son tantas las veces que me han matado que, ya ven, lo han hecho tan mal que aquí sigo muy vivo, y sin retirarme», ironizaba el músico, quien en su última etapa también reprochaba a la industria discográfica que se desentendiera de «los viejos carrozas».

El escenario era el lugar donde «más feliz» se sentía, como recogió en «La vida», biografía de más de 500 páginas escrita por Laura Etcheverry, en la que relataba que compuso su primera canción a los doce años, «Un cigarrillo, la lluvia y tú», cuando descubrió el erotismo.

Con solo 20 años tomó un barco desde su Argentina natal con dirección a Europa, tras los pasos de grandes maestros de la música popular como Jacques Brel, George Brassens o Gilbert Becaud, y allí grabó su primer disco, sin saber que este salto continental se convertiría en una constante en su carrera.

Autor de importantes temas de la música latinoamericana, como «Me lo dijo Pérez», «El abuelo», «Mi árbol y yo», «Distancia» o «Te llegará una rosa», una de las más importantes fue sin duda «Cuando un amigo se va», escrita a raíz del fallecimiento de su padre y convertida en una pieza imprescindible de numerosos funerales.

«Escribí esa canción porque mi padre me trató como a un amigo desde pequeño, llevándome a todas partes», explicó el artista, quien pasó entonces por una «crisis tremenda» que le llevó a pensar «en dejarlo todo y volver al pueblo donde nació».

El espíritu de exaltación de la amistad que emanaba esta composición marcó también su trayectoria, muy prolífica en colaboraciones sinceras. Entre las más relevantes, destacan los cuatros discos que realizó con el músico y filósofo Facundo Cabral, muy cercano, por lo que su asesinato en Guatemala representó un duro impacto.

«Su muerte significó la muerte de todos los cantantes del mundo», dijo.

Cortes compartió estudio y escenario con otras grandes voces de Latinoamérica, como sus compatriotas Mercedes Sosa y Estela Raval, voz de Los Cinco Latinos, con la que grabó el álbum «En un rincón del alma», el cual contenía la emblemática canción del mismo nombre que también interpretaría a dúo con María Dolores Pradera.

España, de hecho, se convirtió en un lugar especial. En ese país fijó su residencia, donde cantó a Antonio Machado, a Miguel Hernández y a Federico García Lorca, también a las víctimas del atentado terrorista del 11M (el cual coincidió con su cumpleaños) y fue donde una noche de 1967 empezó a convertir su nombre en leyenda en una velada sin micrófonos en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.