La noche del 15 de septiembre de 2025 quedará inscrita en la memoria colectiva de los mexicanos. Por primera vez en más de dos siglos de historia independiente, fue una mujer quien encabezó la ceremonia del Grito de Independencia en Palacio Nacional. Claudia Sheinbaum Pardo repicó las campanas de Dolores y vitoreó a los héroes que nos dieron patria, en un acto cargado de simbolismo que marca un antes y un después en la vida pública del país.
No es un secreto que México atraviesa tiempos difíciles. La herencia del sexenio de Andrés Manuel López Obrador dejó un país polarizado, con instituciones debilitadas, un sistema de salud en ruinas y una economía que no termina de despegar. López Obrador pasará a la historia como el presidente más populista, más destructor y más dañino para la República. Y aunque Sheinbaum pertenece al mismo partido y a la misma corriente política, su primera aparición al frente de la máxima fiesta nacional mostró algo distinto: la capacidad de apropiarse de la tradición y resignificarla.
Que haya sido una mujer quien gritara “¡Viva México!” desde Palacio Nacional no es un dato menor. En un país que ha cargado con siglos de machismo, desigualdad y violencia de género, el hecho es poderoso y profundamente simbólico. Es reconocer que las mujeres no solo acompañan la historia, sino que la encabezan.
Enhorabuena para la presidente Claudia Sheinbaum, que este acto cargado de emoción y de símbolos no sea un episodio aislado, sino el inicio de un sexenio donde la sabiduría acompañe las decisiones para bien de México.
En la intimidad… Impresionante el momento que vivieron los tampiqueños la noche del Grito de Independencia. La alcaldesa Mónica Villarreal Anaya se entregó de lleno para regalarle al pueblo una velada inolvidable, y lo consiguió. IMPRESIONANTE, I-M-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E.
La celebración en Tampico tuvo todo: más de cinco minutos de pirotecnia que iluminaron los corazones y reavivaron la esperanza de que todo puede estar mejor; una organización impecable en logística y seguridad, espacios bien distribuidos para las familias y un ambiente festivo que pocas veces se vive con tanta intensidad.
Mi Banda El Mexicano se convirtió en el alma de la noche, conectando con un público que bailó, cantó y festejó a pesar de la lluvia. Tláloc amenazó con terminar con todo, intervinó, pero Villarreal Anaya supo “negociar” y la fiesta siguió con un taconazo y una quebradita que recordaron el sabor del México profundo.
Lo que se vivió en Tampico fue una demostración de lo que se puede alcanzar cuando las autoridades locales ponen compromiso y pasión en lo que hacen. Si todos los días en la administración municipal se trabajara con el mismo nivel de entrega y detalle, Tampico no solo sería el municipio modelo del país, sino un referente nacional de cómo gobernar con sentido de pertenencia y orgullo por la tierra.
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