Cyntia Fátima: siete años tras las rejas, entre la sentencia y la esperanza

Hace siete años que Cyntia Fátima fue recluida en el Centro de Ejecución de Sanciones (CEDES) de Altamira. Su nombre quedó marcado en la memoria colectiva tras ser detenida por el homicidio de Jessica Gabriela y su bebé no nacido, un caso que en 2018 conmocionó a la zona norte de Tampico.

La sentencia fue dura: 89 años de prisión. Sin embargo, desde su celda ha reiterado una y otra vez su inocencia, denunciando presuntas irregularidades en el proceso judicial y señalando que la Fiscalía no llevó su caso con apego a derecho.

En estos años de encierro, la vida de Cyntia ha tomado un giro inesperado. Dentro del penal ha aprendido diversos oficios y asegura que el centro penitenciario ofrece condiciones que favorecen la reinserción social de las mujeres privadas de su libertad. Ha buscado, dice, darle un propósito a cada día, incluso en medio de la adversidad.

Aun así, la nostalgia la acompaña siempre. Extraña profundamente a su familia, sobre todo a sus tres hijos, quienes se han convertido en su mayor motivación. “Ellos son por quienes sigo adelante”, confiesa con la voz entre la fortaleza y la melancolía.

Su historia es la de una mujer que vive tras las rejas entre la condena, la lucha por ser escuchada y la esperanza de reencontrarse algún día con los suyos.