El sur de Tamaulipas vive, en pleno verano, un fenómeno interesante en lo turístico, pero también en lo político y mediático: los gobiernos municipales de Ciudad Madero y Tampico compiten con cifras, discursos y estilos para posicionarse como la joya del noreste mexicano. Tampoco es novedad, Tampico- Miramar, con los del presente y pasado, siempre ha sido el destino turístico por excelencia, pero esta vez se lee una confrontación demasiado evidente como para ignorarla.
Por un lado, desde Madero, al alcalde Erasmo González Robledo le presumen 120 mil visitantes durante el tercer fin de semana vacacional, y enfatiza el operativo de seguridad, la colocación de más de 2 mil 600 pulseras a niños y la operación de 16 torres de salvavidas. También hace énfasis en el impulso del turismo carretero gracias a la conectividad, y agradece al gobernador Américo Villarreal Anaya por apostar a la modernización de las vías de acceso al estado.
Por el otro lado, Tampico pone sobre la mesa una cifra mucho más robusta: 325 mil 760 visitantes en la misma tercera semana vacacional, con una derrama económica cercana a los 300 millones de pesos, pero, el equipo de la alcaldesa Mónica Villarreal Anaya no se detiene en datos logísticos, sino que lleva la narrativa al plano internacional: visitantes del Valle de Texas, Colombia y Alemania han llegado al puerto gracias a una estrategia de promoción turística “agresiva y efectiva”.
La diferencia de cifras no es menor. Aunque cada municipio mide lo suyo, se debe reconocer que el destino es uno solo: Tampico-Miramar. Así lo conocen turistas de todo México, y el mundo. Para muchos, Ciudad Madero no figura en el radar. Por eso, la narrativa de Tampico parece más alineada con una visión global y comercial. En cambio, Madero se enfoca en la operación territorial, los números de control y la eficiencia logística, como si se tratara de un informe interno.
La competencia no tiene que ser mala. Puede incluso potenciar al destino conjunto. Pero hay algo que llama la atención: mientras Erasmo cuida los detalles del paseo turístico con énfasis en seguridad y organización, Mónica explota el discurso de ciudad abierta al mundo, con visión de mercado, de inversión y de proyección nacional. Cada quien juega su estrategia. Insisto, Ciudad Madero tiene mucho presidente, el mejor CV, pero, muy pocos, qué decir, muy chiquitos titulares de área.
Pero este juego de cifras y estilo revela una ausencia grave: no hay coordinación plena entre ambos municipios para vender al destino como un todo, le atinó, Tamaulipas parece que no tiene secretario de Turismo esatal, y en la industria sin chimeneas la fragmentación cuesta. El visitante no distingue si pisa Tampico o Madero, es más, a veces ni siquiera se enteró que entró por Altamira. Sólo quiere experiencias seguras, memorables y cómodas. En lugar de competir por el crédito, sería estratégico sumar esfuerzos, armonizar narrativas y construir una identidad de marca conjunta, sin celos políticos ni barreras invisibles.
Hoy por hoy, la atención mediática está sobre ambos gobiernos. La pregunta es quién sabrá capitalizar mejor esta atención para fortalecer el sur de Tamaulipas como un destino de alto impacto económico y social. Las cifras dicen mucho, pero la visión dice más.
En la intimidad… Mientras las ciudades costeras recogen lo que sembraron en verano, la vida universitaria se prepara para su propio maratón: el ciclo escolar Otoño 2025. Y en este proceso, el rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, Dámaso Anaya Alvarado, ha optado por una fórmula poco habitual: gobernanza horizontal, trabajo técnico y cercanía directa.
Esta semana, Dámaso encabezó una reunión con todas las secretarías y dependencias centrales de la UAT. El mensaje fue claro: redoblar esfuerzos para asegurar calidad y eficiencia en el regreso a clases del próximo 11 de agosto. Pero más allá de lo administrativo, lo que se palpa es una intención real de consolidar una comunidad universitaria activa, comunicada y bien atendida.
El rector insistió en la importancia de que cada área —desde infraestructura hasta servicios estudiantiles— funcione como engranaje de un reloj institucional. Las metas son concretas: facilitar el proceso de inscripciones, mantener canales abiertos con los estudiantes, mejorar la movilidad en los campus y socializar los avances académicos y científicos logrados en los últimos meses.
Además, se perfila una semana de bienvenida muy particular. No sólo será para recibir alumnos, sino para mostrarles una universidad en movimiento, con actividades culturales, tecnológicas y de vinculación social que refuercen el sentido de pertenencia. La UAT se está convirtiendo en un actor con agenda propia en el mapa de Tamaulipas. Y ese es un punto que bien vale observar… de cerca y con atención.
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