“La Playa de la muerte con un alcalde del espectáculo”

Mientras dos familias lloran la pérdida irreparable de sus hijos ahogados en Playa Miramar, el alcalde de Ciudad Madero, Erasmo González Robledo, decide que el momento más oportuno para hablar… ¡es para regañar! Con una frialdad que hiela más que el agua del Golfo de México en invierno, el edil mediante su personal de Comunicación Social, emitió un comunicado que no sólo evade toda responsabilidad institucional, sino que lanza una cátedra moral a las familias afectadas. ¿En serio, alcalde? ¿Es esa su manera de enfrentar una tragedia?
No hubo empatía. No hubo un “lo sentimos, fallamos”. Lo que sí hubo fue una bofetada discursiva disfrazada de “reflexión ciudadana”. ¡Vergonzoso! ¿Dónde está la humildad de un líder ante el dolor de de las familias? En lugar de reconocer las fallas en el sistema de vigilancia y seguridad de la playa, prefirió disfrazar la omisión con palabrería.
Y es que Erasmo González no gobierna: protagoniza. Mientras los Salvavidas carecen de lo más elemental para salvar vidas, él se dedica a promocionar con bombo y platillo al famoso “extraterrestre” que, según su narrativa, aterrizó en Ciudad Madero. Sí, el alien tiene más promoción institucional que los protocolos de emergencia. ¡Vaya prioridades, señor alcalde!
Pero el escándalo no termina ahí. Salvador Vargas, Capitán de Bomberos Voluntarios de Tamaulipas y especialista en primeros auxilios, exhibió en redes sociales que al primer joven ahogado no se le aplicó RCP básico de inmediato. Y sí, fue un vendedor -no un rescatista- quien se lanzó al agua y sacó el cuerpo. La ayuda oficial llegó tarde y mal. El protocolo fue un desastre.
A la letra dijo en su red social el especialista, «RCP Avanzada le dieron al chilango que se ahogó cuando llegó ambulancias CIPAR y CRUZ ROJA. Lamentablemente no funcionó la reanimación por que los “salvavidas” no iniciaron RCP Basico adecuado en el primer segundo a partir de cuando un vendedor de la playa se percató y rescató el cuerpo».
Y aún así, el alcalde se atreve a hablar de “responsabilidad compartida”. ¡Cinismo puro!
Esto ya no es sólo una tragedia: es un retrato de una administración frívola, torpe y peligrosa. Porque mientras la playa de Miramar se convierte aún más peligrosa sin una vigilancia eficaz, su alcalde vive obsesionado con un visitante intergaláctico. En Miramar no hace falta un OVNI; basta con ver la falta de preparación de los equipos de rescate y la velocidad con la que el gobierno huye de su deber.
Ya basta de shows. Ya basta de comunicados de cartón. Lo que Ciudad Madero necesita es un gobierno que proteja vidas, no que haga turismo con historias de ciencia ficción. Las familias de las víctimas no merecen discursos hipócritas. Merecen respuestas, justicia y, sobre todo, cambios reales.
Porque hoy, la única señal extraterrestre que necesitamos… es una que nos rescate de este gobierno de otro mundo.