Lo que parecía imposible sucedió hace seis años con Andrés Manuel López Obrador, junto al pueblo puso fin al neoliberalismo y arrogancia de una clase política putrefacta, corrupta e insensible. Las y los mexicanos recuperamos nuestro poder y la esperanza en un presente y futuro mejores.
En un sexenio se construyó un nuevo régimen político, se sentaron bases constitucionales, legales e institucionales firmes, y se estableció una nueva política económica y social que avanzan por la misma ruta de manera paralela.
La pandemia no logró derrotar los corazones de un pueblo y su gobernante, porque estaban decididos a transformar completamente la realidad.
Se colocó a las personas en el centro del interés público, particularmente las más vulnerables, y con el objetivo de reducir las lacerantes desigualdades se dio paso al Estado de Bienestar, redistribuyendo la riqueza y los beneficios del desarrollo económico de forma equitativa.
Desde el inicio de la administración del presidente López Obrador, cada mes salieron de la pobreza 100 mil personas. De 2018 a 2022 de acuerdo con el INEGI abandonaron la pobreza 5 millones 100 mil personas, algo que no sucedía desde hace 30 años. El Banco Mundial afirma que, al cierre de la presente administración, “la mejora en el ingreso de los trabajadores y el aumento en el universo de personas que tienen empleo impulsó a 9.5 millones de mexicanos a salir de la pobreza entre 2018 y 2024, una cifra que no tiene precedente para un periodo de seis años”.
La brecha salarial se redujo considerablemente, prueba de ello es que en el sexenio de Felipe Calderón un rico ganaba 35 veces más, ahora la diferencia disminuyó a 15 veces, y el salario mínimo aumentó 100 por ciento en términos reales, lo que no había ocurrido en los últimos 40 años.
La política laboral ha sido verdaderamente exitosa, hoy México es el segundo país del mundo con menos desempleo. El ingreso familiar da cuenta de ello y es visible en la mesa y en los hogares mexicanos.
La confianza social en el gobierno se incrementó en 132% entre 2017 y 2023; y conforme a los datos de la OCDE, en materia de confianza de la sociedad en su gobierno, México ocupa el tercer lugar entre todos los países miembro.
La confianza de los inversionistas es evidente, México es la doceava economía del mundo y nuestro país está considerado como uno de los países más atractivos para invertir y hacer negocios. En 2024 nuevamente alcanzamos una cifra récord en inversión extranjera directa y en estos seis años México se convirtió en el principal socio de Estados Unidos, desplazando a China y Canadá. Por primera vez en más de 50 años el peso no se ha devaluado, nuestra moneda ocupa el segundo lugar en el mundo en fortaleza con relación al dólar.
En materia de infraestructura e industrial se echó a andar una política de Estado de gran envergadura y largo aliento: refinerías, trenes, aeropuertos, puertos y carreteras libres de corrupción, sin deudas estratosféricas, sin condonaciones fiscales y autosostenibles, que han alentado la conectividad y detonado el desarrollo de diferentes regiones del país.
Se dignificó a nuestros pueblos ancestrales, así como la pluriculturalidad de nuestra nación. Se respetó y apoyó a las juventudes mexicanas, se redujo la deserción escolar, y se le dio un lugar propio a las y los maestros de México, reconociéndoles como agentes de cambio y transformación social.
Entre su legado, dejó operantes importantes herramientas democráticas como la revocación de mandato y la consulta popular, y eliminó los obstáculos existentes para instaurar la paridad entre los géneros como una condición indispensable para la gobernabilidad democrática y la igualdad sustantiva. No es casualidad que, por primera vez en la historia a partir del próximo 1 de octubre, sea una mujer quien vaya a liderar los destinos del país y ocupe la silla presidencial.
Andrés Manuel en su último informe con acierto y verdad dijo: “Se hizo mucho entre todos y desde abajo. Es indudable que se avanzó en la revolución de las conciencias y se sentaron las bases para consolidar la nueva política denominada Humanismo Mexicano”.
El indio y el loco de Macuspana como lo llamaba esa estirpe de malandrines derrotada es hoy por hoy el mejor presidente de México.
El coloso de Macuspana se va en hombros y por la puerta grande. Deja un gran legado y se lleva el corazón del pueblo.
¡Es un honor estar con Obrador!
¡Gracias Andrés por tanto en tan poco tiempo!
Ahora, ¡es tiempo de mujeres! Con Claudia llegamos todas y junto a ella construiremos el segundo piso de la Cuarta Transformación.
EL TELAR
Blanca Araceli Narro Panameño
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Columna publica en el SOL DE TAMPICO 30/09/24