Representantes del Gobernador

En los tiempos que gobernaba en Tamaulipas el célebre Geño de Oro, además de tener en cada municipio a un «gobernador provincial», gobernador chiquito, embajador plenipotenciario, presidente municipal alterno o alcalde estatal, al que formalmente denominaban «Representante Territorial» o «ErreTe», que fungía como representante personal y máxima autoridad local, a la par de desempeñar un cargo en el gobierno del Estado, además de ese «Erre Tee» todopoderoso, el gobernador pidió, – y se le concedió- que los Ayuntamientos nombraran a un funcionario municipal de primer nivel, que fungiera como intermediario directo entre los presidentes municipales y el gobernador. Desde luego que ese interlocutor fue propuesto por Eugenio Hernández.

A manera de ejemplo recuerdo que el «Erre Te» de Reynosa fue el entonces secretario de Desarrollo Social, Manuel Muñoz Cano y el de Matamoros el titular de Salud, Rodolfo Torre.

En cuanto a los funcionarios municipales que «sembró» Geño en los Ayuntamientos, recuerdo a los hermanos García Ahedo, hijos de un dirigente de la masonería. Miguel Ángel fue secretario del Ayuntamiento en Reynosa y su hermano secretario Particular del presidente en Nuevo Laredo.

Comparto con ustedes estos recuerdos, porque me parece que tener un método, aunque imperfecto, es mejor que improvisar o desatender la relación del gobierno del Estado con las autoridades municipales.

Recuerdo que hace dos años comenté que me parecía correcta la decisión de desaparecer las figuras de Representante del Gobernador que, como escribí líneas arriba, Eugenio Hernández los tenía de manera informal y que Cabeza de Vaca los institucionalizó con su inclusión en el organigrama oficial del gobierno de Tamaulipas. La escasa y mala relación con las autoridades municipales, me hacen dudar de la conveniencia de haber desaparecido las representaciones en los municipios.

Creo que son oportunos estos comentarios en vísperas de iniciar los periodos de vigencia de las autoridades municipales que recientemente fueron electas, o re electas.

Lo digo también por la versión de que al presidente de la capital le han sugerido algunos nombres de funcionarios que pueden ayudarle con las múltiples áreas de oportunidad que tiene el municipio, en cuanto a tareas propias de los ayuntamientos.

Aunque soy un convencido (y partidario) de la importancia de la autonomía municipal, no dejo de observar que las malas relaciones, los temas políticos, las cuestiones de personalidad y estilo, han complicado la buena marcha de los gobiernos y han terminado por afectar los servicios y las obras que demandan los ciudadanos.