Altamira, Tamaulipas.-
En un acto con alto sentido humanista, el presidente municipal de Altamira, Dr. Armando Martínez Manríquez, inauguró el cenizario municipal “Ana María Cruz de Tavera”, ubicado en la zona centro de la ciudad. Acompañado de su esposa, la C.P. Rossy Luque de Martínez, presidenta del Sistema DIF local, el edil encabezó este evento que representa un beneficio directo que ofrece a los ciudadanos un espacio digno para honrar a sus seres queridos.
La ceremonia de inauguración inició con las palabras de bienvenida de la señora María Zoila Hernández, representante de los vecinos de la zona centro, quien expresó el sentir de los colonos respecto a la construcción del cenizario. “Nos llena de satisfacción recibir esta obra que refleja el compromiso de nuestras autoridades para con la gente”, compartió.
Luego de su intervención, el director de Obras Públicas, Ing. Carlos Tenorio García, explicó los detalles técnicos de la construcción del cenizario, destacando que la obra se llevó a cabo en tres etapas, cada una de las cuales responde a las necesidades afines y a los estándares de calidad que el municipio se ha propuesto para todas sus obras.
En la primera etapa de la misma se construyó el cenizario con una capacidad para 1,841 urnas, acompañado de una cúpula que cubre 145 metros cuadrados y la instalación de 363 metros cuadrados de piso cerámico. Además, se edificaron oficinas administrativas y sanitarios para el uso del público.
En la segunda etapa se comprendió la instalación de letras metálicas con el nombre del cenizario, la colocación de 8 aires acondicionados para las áreas de servicio, y la construcción de 99 metros lineales de guarniciones. También se realizaron 129 metros cuadrados de concreto estampado y se instalaron 27 luminarias de 15 watts y 4 reflectores LED, junto con una subestación eléctrica que garantiza un suministro de energía adecuado para todas las instalaciones.
En lo que respecta a la tercera y última etapa se construyó un acceso lateral al cementerio municipal, adornado con letras de acceso que identifican el cenizario, además de la instalación de 29 luminarias de 70 watts y 3 luminarias de 11 watts. Esta fase también incluyó la construcción de banquetas que facilitan la circulación de los visitantes y la instalación de un portón de herrería que proporciona seguridad al recinto.
Concluyó el funcionario que una obra de esta magnitud requirió una inversión total de 11 millones 851 mil pesos.
Durante la ceremonia, el regidor Juan Adrián Olvera Tavera ofreció una reseña histórica sobre Ana María Pérez Cruz de Tavera, la destacada mujer altruista que da nombre al nuevo cenizario. Nacida en 1897, Ana María Pérez Cruz de Tavera fue descendiente directa del primer alcalde de la villa de Altamira, Don Juan Pérez. Como voluntaria de la Cruz Roja en la villa de Altamira, dedicó gran parte de su vida al servicio de la comunidad, y su legado es ahora honrado con esta infraestructura que lleva su nombre, como reconocimiento a su incansable labor en beneficio de los altamirenses.
En su mensaje inaugural, el Dr. Armando Martínez Manríquez destacó el impacto social de esta obra. “Ana María Pérez Cruz de Tavera dejó un legado de servicio y solidaridad que aún resuena en nuestra comunidad. Con la inauguración de este cenizario, rendimos homenaje a su memoria y reconocemos su contribución al desarrollo de Altamira”, afirmó el alcalde altamirense. De igual forma subrayó que el nuevo cenizario representa una obra de «primera calidad y de primera necesidad», y que tendrá un impacto directo en la economía de las familias del municipio, al ofrecer una opción digna y accesible para el resguardo de los restos de sus seres queridos.
“Este cenizario es una muestra de cómo las políticas públicas pueden responder a los requerimientos de la gente y contribuir al bienestar comunitario”, agregó.
Para concluir el evento, el Dr. Armando Martínez Manríquez, acompañado de su esposa, la C.P. Rossy Luque de Martínez, así como de síndicos, regidores y demás autoridades municipales, realizó un recorrido por las instalaciones del cenizario, donde pudieron constatar la calidad y funcionalidad de la obra.