El capo del Cártel del Golfo (CDG), Osiel Cárdenas Guillén, quedó en libertad en las primeras horas de este viernes 30 de agosto, confirmó el gobierno de Estados Unidos de América.
Cárdenas Guillén salió de la prisión federal en Terre Haute, Indiana, donde permaneció recluido los últimos meses de los 14 años de condena por cargos relacionados con el tráfico de drogas, amenazas a agentes y lavado de dinero.
El capo y exlíder del Cártel del Golfo fue detenido por el Ejército Mexicano el 15 de marzo de 2003 en el fraccionamiento Infonavit-Satélite en el municipio de Matamoros. Cárdenas Guillén intentó huir brincando una barda de la casa donde se encontraba, pero fue aprehendido por los soldados. Posteriormente fue llevado al aeropuerto internacional “Servando Canales” y trasladado a la Ciudad de México en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana.
“Ya era mucho lo que estaba pasando con Osiel”
La captura de Cárdenas Guillén ocurrida a mitad del sexenio del presidente de México, Vicente Fox Quesada, fue celebrada por el gobierno de Estados Unidos, ya que tenía activa una orden de extradición por amenazar a funcionarios de su país que investigaban de forma encubierta en territorio mexicano.
Tras la detención, el entonces titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Clemente Vega García, dijo: “lo que sí puedo asegurarle es que aquí con Osiel ya era mucho lo que estaba pasando”. Esto en referencia a la creación del brazo armado los “Zetas”, integrado por desertores de la milicia.
Dos años después de la captura de Cárdenas, el gobierno de México autorizó su extradición a Estados Unidos, sin embargo fue entregado hasta 2007. En dos años, el narcotraficante acordó una condena de 25 años con la justicia estadounidense, tras declararse culpable de cargos relacionados con el tráfico de drogas, amenazas a agentes y lavado de dinero.
El 24 de febrero de 2010, Osiel Cárdenas escuchó su sentencia y se le ordenó que entregara 50 millones de dólares en la corte federal de Brownsville, Texas.
Antes de finalizar la audiencia pidió la palabra y dijo:
“Pido disculpas a mi país, México, a Estados Unidos, a mi familia, a mi esposa y, especialmente, a mis hijos, por los errores que he cometido. He reflexionado sobre mi comportamiento durante mi tiempo en prisión y estoy verdaderamente arrepentido. También lamento profundamente el daño causado a quienes herí directa e indirectamente”.
Cárdenas Guillén fue condenado por traficar un cargamento de 271 kilos de cocaína escondido en pallets de chiles jalapeños en Falfurrias, Texas; otros siete cargamentos de cocaína; realizar operaciones de lavado de dinero relacionadas con la venta de drogas.
El principal hecho que motivó la solicitud de extradición fue las amenaza a agentes del FBI y la DEA, entre ellos Joe Dubois y Daniel Fuentes, realizadas en Matamoros durante 1999.
En México, enfrenta acusaciones pendientes de crimen organizado y tráfico de drogas. La decisión sobre su posible deportación o la opción de permanecer en Estados Unidos bajo libertad supervisada dependerá de las autoridades estadounidenses.