En el año 2022 hubo más de 13.000 homicidios en Colombia, lo que significa que más de 35 personas diarias murieron de forma violenta. Una cifra muy alta, que fue la segunda más alta de los últimos nueve años.
Y sin embargo, son unos datos sensiblemente mejores que los que se habían vivido en las dos décadas anteriores. Entre 1998 y 2012, se registraron 331.470 homicidios, lo que da unas 23.676 víctimas mortales anuales. Parece que el país ya ha dejado atrás los años más duros, pero las estadísticas no mienten: la violencia continúa estando presente a unos niveles insoportables para cualquier sociedad.
Tan solo 24 horas han sido necesarias para demostrarlo, aunque desgraciadamente, en Colombia, estos sucesos forman parte de la rutina diaria, con el miedo a que cualquier jornada pueda ser la última. En ese día se han producido cinco masacres que han dejado un saldo de al menos 18 personas asesinadas, según ha confirmado el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
Todos estos sucesos tenían un componente común: la presencia de grupos criminales como autores de estos hechos. El último de ellos fue el de Villanueva (departamento de Casanare), donde varios desconocidos asesinaron a tres venezolanos. La Policía cree que los hechos estuvieron relacionados con el microtráfico, esto es, el tráfico ilícito de pequeñas cantidades de sustancias estupefacientes.
De acuerdo a Indepaz, con estas cinco ya son 86 las masacres que se han producido en Colombia en 2023. Números similares a los de años anteriores. En 2022 hubo 94, con 300 víctimas mortales y en 2021, 96, con 338 víctimas. Ni siquiera en 2020, con la pandemia del coronavirus y los confinamientos, hubo un respiro con la violencia: 91 masacres.
Estas cifras tan estables muestran que Colombia sigue siendo un polvorín. Han quedado atrás los peores años, pero la violencia se mantiene, pese a los esfuerzos del Gobierno por alcanzar acuerdos con distintas guerrillas.
Los intentos por la paz
Durante cinco décadas, Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) causaron el terror en el país. La guerrilla buscaba establecer un Estado marxista-leninista y sus acciones causaron 200.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6 millones de desplazados. En 2016, se disolvieron como grupo armado, pero varios grupos disidentes mantuvieron su actividad.
Actualmente, el Gobierno de Petro está en conversaciones con ellos. El cese al fuego y la mesa de negociación serían las primeras piedras para llegar a alcanzar una paz total.
En un proceso similar se encuentra el Ejército de Liberación Nacional (ELN), otra guerrilla con cinco décadas de historia violenta en el país y con miles de muertos a sus espaldas. Tras el alto el fuego de agosto, el Gobierno y el grupo ya han mantenido cuatro rondas de conversaciones encaminadas a lograr la paz definitiva.
Mucho trabajo por delante
Los avances hacia una Colombia más pacífica son claros, pero todavía queda muchísimo trabajo por hacer. Amnistía Internacional refleja que los defensores y defensoras de los derechos humanos seguían sufriendo agresiones, amenazas y hostigamiento. Persisten los ataques contra los medios de comunicación y su personal y las agresiones y asesinatos contra líderes indígenas en aquellos lugares en los que operan grupos armados.
El informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición ha reconocido que se habían cometido actos de violencia reproductiva durante los decenios que había durado el conflicto armado. Concretamente, entre 1958 y 2018 murieron 262.197 personas por el conflicto armado, de las cuales, 94.754 muertes son atribuidas a los paramilitares, 35.683 a la guerrilla y 9.804 a agentes del Estado.
Colombia se enfrenta a sus fantasmas con la esperanza de que en el futuro la violencia no forme parte del día a día. De momento, toca seguir peleando con ella.