En esta semana que está por concluir, en el partido morena se llevó a cabo el proceso de registro para quienes aspiran a ser integrantes del Congreso Federal, días después de que la escuela de formación política, del mismo partido, ofertara un curso de capacitación para ese mismo propósito y dirigido al mismo universo de aspirantes.
El momento y las circunstancias son oportunas para cuestionarnos nuevamente la utilidad (pertinencia, idoneidad, justicia) de los mecanismos que utiliza morena, para definir sus candidatos…. Bueno: para justificar las decisiones, que a veces son dedazos, tipo PRI, y a veces subastas o ventas, tipo Mario Delgado.
Me refiero en específico a las encuestas, a ese instrumento de carácter matemático, que ha perdido la credibilidad y el prestigio que tuvo en su debut como herramienta de la política, precisamente porque en su uso, y abuso, se manipularon con frecuencia sus resultados, para justificar decisiones «impopulares».
La encuesta, bien hecha, mide solamente lo que le pidas que mida. Luego de esta perogrullada, les digo que hay cosas que no pueden medir las encuestas.
La encuesta te puede medir el conocimiento que tiene la población sobre un individuo, -partido o coalición – y la opinión, positiva o negativa, que de él tengan.
Pero la encuesta no mide ideas, sentimientos, intenciones, conocimiento, compromiso con el partido, ideología, bondad, solidaridad, generosidad, sinceridad, confiabilidad, creatividad, liderazgo, que tiene y ofrece una persona.
Ofrecer las candidaturas al más popular, certificado que es el más popular por una encuesta bien hecha, no siempre es la mejor decisión. Puede ocurrir que el más conocido, sea a la vez el más apto y el más preparado, pero no existe la garantía de que siempre ocurra esa feliz coincidencia.
Imagínense ustedes que el señor Francisco N decidiera convertirse al morenismo, e inscribirse en el proceso para definir candidatos a senador de la república por morena. La morena es tan generosa, que basta la declaración de una persona en el sentido de querer ingresar al movimiento, para ser recibida en su seno. En este hipotético ejercicio, Francisco N arrasaría en la encuesta de conocimiento, pues en este momento no hay un personaje que sea más (im) popular que Francisco N, en todo Tamaulipas. ¿Se tendría que ceder la candidatura a Cabeza de Vaca, porque así lo dice la encuesta?
Afirmó que hay otros factores, además de la encuesta, que deben ser considerados para seleccionar a los candidatos de morena, y de cualquier partido o coalición. En la cúpula de morena lo saben. Mario Delgado sabe que además de la encuesta, están los maletines de dinero. También hay afectos, querencias y malquerencias.
Dejando de lado los centavos (que realmente son millones de dólares) y los factores subjetivos (novios como CDMX), creo que deben usarse medidas de control y derecho de admisión, del tipo que se utilizó hace seis años, y luego se olvidó, cuando se cuestionaba la postura que tuvo alguien que quería sumarse a la ola guinda, en el tema de la reforma energética.
El filtro debe aplicarse hoy, para que luego no se sorprendan con pseudo militantes y representantes populares que son de morena, pero no están de acuerdo con la construcción de la refinería (soberanía energética), con la laicidad de la escuela, con la escuela pública, con la medicina social, con los programas sociales, con el derecho al aborto, con la separación de la iglesia y el estado, con la libertad religiosa… Con todo lo que precisamente define a morena.