La capa de hielo de la Antártida Occidental seguirá aumentando su ritmo de deshielo en lo que queda del siglo aunque se reduzca de modo significativo el uso de combustibles fósiles, se concluye en una investigación difundida este lunes en la revista Nature Climate Change. No obstante, los responsables de la publicación advirtieron que “no hay que dejar de trabajar” para recortar las emisiones de gas invernadero y que hay algo positivo en esa de por sí, trágica conclusión.
Los investigadores advirtieron en la publicación que debido a que no se podrá evitar el deshielo en la Antártida, habrá una subida significativa del nivel del mar, fenómeno que podría aumentar rápidamente en las próximas décadas.
En la publicación se explica que la capa de la Antártida Occidental está perdiendo hielo y es el mayor contribuyente de la Antártida al aumento del nivel del mar. Además, que esta pérdida podría deberse al calentamiento del Océano Antártico, especialmente en la región del Mar de Amundsen.
En conjunto, la capa de la Antártida Occidental contiene hielo suficiente para elevar el nivel medio del mar hasta cinco metros.
¿Cómo puede perjudicar este aumento de los niveles del mar? En todo el mundo, millones de personas viven cerca de la costa y estas comunidades se verán directamente afectadas. No obstante, los científicos destacan la importancia de estos estudios para que los responsables políticos planifiquen con antelación los cambios que deben realizarse para evitar desgracias en el ambiente humano e incluso en el de la fauna y flora mundial.
Esta preocupante conclusión se obtuvo luego de que los investigadores realizaran simulaciones en el superordenador nacional del Reino Unido para investigar el deshielo de la capa de la Antártida Occidental. Se buscó saber hasta qué punto es inevitable y hasta qué punto puede controlarse por parte de la comunidad internacional mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Tras las simulaciones, en las que por ejemplo tuvieron en cuenta fenómenos climáticos como el de El Niño, llegaron a resultados desalentadores: no encontraron diferencias significativas entre los escenarios de emisiones de rango medio y los objetivos más ambiciosos del Acuerdo de París de 2015.
Incluso en el mejor de los casos, con un aumento de la temperatura global de 1,5 grados, el deshielo aumentará tres veces más rápido que en el siglo XX, de acuerdo con la publicación.
Para qué sirve saber lo inevitable
El equipo simuló cuatro escenarios futuros del siglo XXI, más un escenario histórico del siglo XX. Los escenarios futuros estabilizaban el aumento de la temperatura global en los objetivos fijados por el Acuerdo de París, 1,5 ºC y 2 ºC, o seguían escenarios estándar de emisiones de carbono medias y altas.
Todos los escenarios provocaron un calentamiento significativo y generalizado del Mar de Amundsen y un mayor deshielo de sus capas de hielo. Los tres escenarios de rango inferior siguieron trayectorias casi idénticas a lo largo del siglo XXI.
Los autores advirtieron que se considera improbable que se produzca este escenario de alto consumo de combustibles fósiles en el que las emisiones aumentan rápidamente.
“Parece que hemos perdido el control del deshielo de la capa de hielo de la Antártida Occidental. Si quisiéramos conservarlo en su estado histórico tendríamos que haber actuado sobre el cambio climático hace décadas. El lado positivo es que, al reconocer esta situación con anticipación, el mundo tendrá más tiempo para adaptarse a la subida del nivel del mar que se avecina”, explicó la científica Kaitlin Naughten, líder del estudio e investigadora del British Antarctic Survey.
“Si hay que abandonar o remodelar sustancialmente una región costera, contar con 50 años de antelación va a marcar la diferencia”, precisó.
Si bien este estudio habla de lo inevitable, no socava la importancia de realizar acciones para mitigar y limitar los efectos del cambio climático.
“No debemos dejar de trabajar para reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Lo que hagamos ahora contribuirá a ralentizar el ritmo de subida del nivel del mar a largo plazo. Cuanto más despacio cambie el nivel del mar, más fácil será para los Gobiernos y la sociedad adaptarse a él, aunque no se pueda detener”, advirtió Naughte.