El Moralillo está sumergido en la miseria con Óscar Guzmán de Paz

Ahora los moralillenses están peor que antes Ejidos, comunidades y hasta el centro de Pánuco no tienen una mejoría

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Pánuco, Ver.- Poco le ha importado al alcalde del Movimiento de Regeneración Nacional Óscar Guzmán de Paz, que los habitantes del Moralillo sigan viviendo entre el lodazal y drenaje sanitario en temporada de lluvias, además sin calles pavimentadas, ni obras de infraestructura, pues para él y su familia, lo único que importa es llenarse de dinero los bolsillos.

Muestra palpable es el estado en que se encuentra esta región del Moralillo, la más grande de este municipio en cuanto a población.
Para los moralillenses de nada ha servido que se haya dado la alternancia, pues siguen igual o quizás peor que antes.

Niños tuvieron que enlodarse los zapatos para llegar al kinder y primaria

Y es que con las fuertes precipitaciones pluviales que se registraron durante la mañana de este lunes quedó al descubierto la falta de interés del munícipe por velar por el bienestar social de los habitantes de este nutrido sector.
Una de las habitantes del Moralillo, de nombre Hortensia Hernández, dijo que es necesario realizar un trabajo a profundidad, de desazolve del sistema sanitario, pavimentación de calles y de drenes pluviales que ayuden al desfogue de agua.
Sólo es ver las deplorables condiciones en que se encuentra la esquina que forman las calles Quinta y Ejidatarios, en donde los niños que van a la instrucción primaria e incluso al kinder, tienen que mojarse los zapatos para llegar a las aulas ante la laguna que se ha formado en ese sitio, al igual que en un sinnúmero de secciones de esta población colindante con el municipio de Tampico.
El argumento de del neófito alcalde es, que no le dejó presupuesto la anterior administración, siendo que ya va para casi un año de gobierno y no se ha visto ningún cambio favorable.

UN PELIGRO MORTAL
Asimismo, al existir grandes lagunas producto de las precipitaciones pluviales, existe el riesgo del alcantarillas sin tapaderas, en las cuales podrían caer alguna persona, por lo cual sufría una muerte inminente.
Pero todo esto pasa desapercibido por el alcalde, quien proviene ya de una tradicional familia que se apodera de los recursos del erario público.
Por mientras, los habitantes siguen viviendo en esta temporada en medio de aguas negras y pestilentes, causando también males a la salud pública, que claramente, a él, no le importa.