La delegada traidora

1015

Si no lo tiene dormido, por lo menos tiene atarantado, al maestro Zoe Robledo, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la especialista en anestesia y Delegada del IMSS Tamaulipas, Velia Patricia Silva Delfín.

Cuando el político y politólogo (que no es lo mismo, ni es igual) chiapaneco, Zoe Robledo, anunció que los delegados estatales del IMSS se elegirían entre el personal que ya trabajaba en el instituto, y que no serían de esos políticos profesionales que lo mismo se apuntan para un barrido, que para un fregado, esos que sirven para atender asuntos agrícolas, mineros, educativos, migratorios, etc., me pareció una idea muy sensata, una propuesta digna de ensayarse.

La buena impresión del anuncio del ex senador y colega, -porque muy joven recibió el premio nacional de periodismo, y sigo escribiendo de Zoe Robledo- se acrecentó al enterarme que la delegada del IMSS sería una profesional de la medicina egresada de la Universidad Benito Juárez de Durango y especializada en anestesia en la Universidad Autónoma de Coahuila, de muy buena presencia, y me refiero a la doctora Velia Patricia Silva Delfín.

Pero esa buena impresión que me causó la llegada de la doctora Silva Delfín a la Delegación del IMSS Tamaulipas, la primera de la era cuatro T, se fue diluyendo poco a poco, a medida que constaté que las cosas seguían igual en el «inseguro», que no había la menor señal de mejoría y que no se observaba la mínima voluntad de cambiar.

Pero la inercia en el Seguro Social, la constancia en prestar un mal servicio, la escasez de medicinas, la falta de especialistas, los casos de negligencia, la desatención, la insensibilidad, y todas esas malas prácticas que son el día a día en el IMSS, resultan «pecata minuta» ante el terror que implicaba ingresar a un hospital del IMSS, en el tiempo de la pandemia por Covid 19.

El director del IMSS debe saber, a estas alturas del experimento que ubicó a Velia Patricia como titular de la delegación Tamaulipas, que no fue la mejor decisión otorgarle la conducción de una institución tan compleja, a un médico. Si bien una de las tareas sustantivas del IMSS es la prestación de servicios médico – hospitalarios, la complejidad de las tareas exige habilidades y talentos de servidores públicos y/o políticos de alto nivel, como es el caso de Zoe Robledo, cuya formación académica es la de licenciado en ciencias políticas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

El asunto va más allá de discutir cual profesión es la idónea para los aspirantes a ser directivos del IMSS. El tema es que a la doctora Velia Patricia le han documentado manejos turbios en las compras de medicamentos, insumos y en la contratación de servicios. En varias investigaciones periodísticas se han documentado compras a proveedores «consentidos», que cotizan hasta quinientos por ciento más caro que el promedio de sus competidores. Las quejas en medios de comunicación por temas de negligencia se han multiplicado en la era de la anestesista duranguense. En uno de los hospitales de Nuevo Laredo, se registró un incendió, que se sospecha fue provocado, y que «casualmente» destruyó el almacén donde se archivaba documentación importante, además de poner en evidencia la simulación en los contratos para el mantenimiento del equipo contra incendios, que simplemente no funcionó, provocando que se extendiera la zona siniestrada.

Pero si todas esas quejas que se han venido acumulando, probando la ineptitud de la especialista en dormir a sus pacientes, fueran desdeñadas por el director Robledo Aburto, lo que resulta imperdonable es que los negocios de la delegada del IMSS en Tamaulipas, los haga con prestanombres del señor Francisco N, con empresarios que además de tener contratos millonarios en el IMSS Tamaulipas, también los tienen con el gobierno de Tamaulipas y con el DIF estatal, institución con la que simultáneamente hacen negocios y tienen una relación laboral, como es el caso del matrimonio que forman los C Bardo Egon Cerillo Cuéllar e Iris Selena Balboa López.

Por la relación con el matrimonio que recientemente fue requerido por la autoridad, y por otros proveedores ligados al PAN y a Francisco N, que «fondearon» la campaña del PAN, la doctora Velia Patricia Silva Delfín es acusada de apoyar al PAN y traicionar al partido del gobierno que le dio la chamba que hoy desempeña, de ahí que se pronostica que muy pronto tendrá que recoger sus chivas y hacer el pasito duranguense para regresarse a su tierra.

Velia Patricia debe saber que en política, -y su chamba es política, aunque lo dude su jefe Robledo-, se perdona el no saber, el no poder y el no querer, pero es imperdonable la traición, morder la mano que te da de comer.