Seis años atrás, por estas mismas fechas, cuando ya le habían entregado la constancia de mayoría que lo acreditaba como gobernador electo del Estado de Tamaulipas, el señor a quien hoy apodan Francisco N, hizo maletas y se fue de viaje.
África y el viejo continente fue el destino de Francisco García y un par de amigos, que por un mes descansaron, visitaron, conocieron, pero sobre todo: cazaron.
Esa historia, que siempre me pareció una muestra de la irresponsabilidad con la que el señor N afrontaba las tareas y los compromisos del porvenir, el enorme reto de gobernar a Tamaulipas, ese episodio de las muy largas vacaciones que explican la prolongada ausencia del gobernador electo (en 2016) de la escena pública, muy pocos la saben, y creo nadie la ha escrito.
La comparto hoy para decirles que mucho es el trabajo que tiene el doctor Américo Villarreal Anaya en esta etapa previa al primero de octubre, fecha en la que comienza el periodo sexenal para el que fue contratado, por el pueblo de Tamaulipas, para ser titular del poder ejecutivo del gobierno del Estado.
Espero que el doctor Villarreal Anaya, -que por su profesión debe saber que el descanso y el ocio son importantes-, no incurra en ese mismo error de entregarse a la pachanga, prolongar el festejo e iniciar la borrachera de poder y de excesos a la que puede dedicarse, más no debe, por los próximos seis años.
Gobernar para el beneficio propio, para el saqueo de los bienes públicos y establecer un régimen corrupto y corruptor, con mando unipersonal y que no respete la ley, es relativamente fácil. Un solo individuo, con ayudantes de poca inteligencia, pero obedientes hasta la ignominia, lo pueden hacer.
Pero el reto de gobernar bien es mayúsculo. Conocer o re conocer cada una de las regiones del Estado, entender los problemas e idear propuestas de solución, de los 43 municipios, comprender las vocaciones económicas de nuestra entidad y buscar los proyectos para impulsar las actividades, hacer el diagnóstico de nuestros grandes problemas: la seguridad, la migración, la urbanización, la dotación de servicios públicos, la gestión del agua, rediseñar la administración pública, plantear la relación con los otros poderes del Estado y con los otros niveles de gobierno, son solo algunos de los temas que deben estar en los gabinetes del doctor Villarreal y los hombres y mujeres que eventualmente pueden ser llamados a gobernar.
Tarea adicional y de proporciones colosales, a la que tendría cualquier gobernador electo, es la de desmontar la maquinaria para el saqueo de los bienes públicos y para la protección de tanta injusticia e ilegalidad, montada por Francisco N y aferrada a los cargos públicos con reformas a la ley de último momento y realizadas con ese propósito de que permanezcan los funcionarios afines a la Vaca Salvatrucha.