El Gobierno de Nueva Zelanda ha anunciado este lunes que la vacuna contra el coronavirus será obligatoria para los profesionales sanitarios y profesores, mientras que aquellos que no lo hagan tendrán que someterse a pruebas semanales de COVID-19.
El ministro de Salud, Chris Hipkins, ha presentado el mandato de vacunas aprobado, que entrará en vigencia de aquí a finales de año, y que afecta a miles de trabajadores del sector educativo y sanitario, una decisión adoptada en la reunión del gabinete de este mismo lunes.
En concreto, el personal sanitario que lleve a cabo trabajo de “alto riesgo” estará obligado a vacunarse. Esto incluye a todos los trabajadores de la salud en sitios donde se trata a personas vulnerables, como hospitales, así como médicos atención primaria, farmacéuticos y enfermeras, entre otros.
Asimismo, la medida se aplicará en el sector sanitario privado, lo que incluye al personal que trabaja en residencias de ancianos.
En total, más de 2,3 millones de personas en Nueva Zelanda han recibido dos dosis de la inoculación, lo que representa casi el 55 por ciento de la población, una cifra que escala hasta alcanzar el 80 por ciento en el caso de las personas que han recibido dos dosis.