Un río de lava rojo brillante que brota de un volcán en la isla española de La Palma finalmente llegó al océano Atlántico, causando enormes columnas de vapor y posiblemente gases tóxicos que llevaron a las autoridades a pedir el miércoles a los residentes fuera de la zona de evacuación que eviten estar al aire libre.
La zona lleva ya varios días desalojada mientras las autoridades esperaron por más de una semana a que la lava, que comenzó a emanar el 19 de septiembre, recorriera los 6,5 kilómetros (4 millas) hasta el límite de la isla. Desde la cordillera volcánica de Cumbre Vieja, las coladas han arrasado al menos 656 inmuebles, en su mayoría viviendas y granjas, en su imparable camino hacia el mar.
El encuentro entre la cascada de roca fundida y el agua del mar se produjo a las 23:00 horas del martes. Al amanecer podía verse un nuevo promontorio bajo las nubes de vapor que cubrían la zona.
Las autoridades establecieron un perímetro de seguridad de 3,5 kilómetros (2,1 millas) y han pedido a los residentes de una zona más amplia que permanezcan en casa y cierren las ventanas para evitar respirar los gases.
La Palma, que tiene unos 85.000 habitantes, forma parte del archipiélago de islas volcánicas de Islas Canarias, al noroeste de África. La isla tiene apenas 35 kilómetros (22 millas) de largo y 20 km (12 millas) en su punto más ancho.
Los equipos de limpieza barrían la ceniza en la capital de la isla, Santa Cruz, y los geólogos registraron más sismos de baja magnitud como los que han retumbado bajo el volcán durante semanas.