El Peje fiel a su estilo

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El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ya inició el proceso de selección, preparación y organización de su sustituto.
Los cambios en el Gabinete se deben a eso, el presidente necesita aliados, amigos, cómplices, compinches, que lo ayuden a sentar en la silla al sucesor. Los altos perfiles de políticos con gafete de funcionarios públicos, ya pasaron a la historia; AMLO ya no es, ni va a ser el candidato en 2024, esos perfiles que los busque quien tenga la estafeta de aspirante presidencial, que los encuentre quien vaya a encabezar el movimiento como ellos le llaman, o bueno sin romanticismo, a quién el presidente decida entregarle la candidatura.
Por eso mismo Olga Sánchez Cordero, Julio Scherer y otros muchos ya no son necesarios, a la primera, por su lealtad a la institución, la envió al Senado de la República, para que haga contrapeso a un férreo Ricardo Monreal, quien cada vez demuestra el control que tiene sobre la cámara alta.
El caso de Julio Scherer, es diferente, éste seguramente recibió alguna propuesta de premio de consolación después que le quitaron facultades, atribuciones y le desmantelaron su oficina, para sucederle todas esas funciones a Gobernación, en donde ya despacha César Augusto López Hernández, el ex gobernador de Tabasco, el hombre que tiene ganado el aprecio y estima del Presidente; se lo ganó a pulso, pasando por prueba de agua y fuego.
Pero ahora viene lo bueno, apaciguar, que jamás controlar a las tribus de Morena, a esas no las domina “NADIE”.  Que nadie se engañe, son aquellas que un día desmantelaron al PRD y hoy despachan en un partido político y en Palacio Nacional.
La empresa es grande, pero lo tiene que hacer Andrés Manuel, de todos ellos debe salir en consenso para después, por unanimidad o tal vez por mayoría, y una vez definida esta (la candidatura), a lo que sigue, aplastar y destrozar a la minoría morenista que no haya quedado satisfecha con el futuro candidato.
Una vez que el gran elector se pone a trabajar, no hay quien lo pare; la meta es fija, el objetivo es claro y la ruta está trazada, quien no lo entienda se va o lo van.
Marcelo Ebrard o Claudia Sheinbaum, solo hay dos, a menos que el destino, los astros y el universo, conspiren a favor de Ricardo Monreal, quien cada vez se ve más lejos de Palacio Nacional; pero muy cerca del antiguo edificio del Ayuntamiento de la CDMX, hoy una gubernatura más y bastante vista, por cierto.
En la intimidad… En Altamira, una ciudad cercana al Golfo de México, en el Estado de Tamaulipas, otro fiel a su estilo, ese que duró 30 años en no entender el sentir de su población, mismos 30 que tardó en llegar a la alcaldía; ese hombre de un estilo muy diferente al que describimos  arriba de López Obrador, este altamirense no tiene visión, bueno no sabe agarrar el taco, adivinó Armando Martínez Manríquez, ya inició su desorden y eso que aún no llega, empezó metiendo la pata. Así es; se comprobó a unos días del cambio de poderes que está entregado al “cacique” de una ciudad que no avanza a pesar de tener  un puerto marítimo de talla internacional, “la ventana de México al Mundo decían los salinistas”. Ni modo, la tierra de Cuco Sánchez se les puede complicar.