Sus defensores afirman que traer de regreso al mamut en una forma modificada podría ayudar a restaurar el frágil ecosistema de la tundra ártica, combatir la crisis climática y preservar el elefante asiático, en peligro de extinción, con el que el mamut lanudo está más estrechamente relacionado. No obstante, se trata de un plan audaz y repleto de problemas éticos.
El objetivo no es clonar un mamut -el ADN que los científicos han conseguido extraer de los restos de mamuts lanudos congelados en el permafrost está demasiado fragmentado y degradado-, sino crear, mediante ingeniería genética, un híbrido vivo de elefante y mamut que camine y que sea visualmente indistinguible de su antecesor extinto.
Un grupo de científicos de la Universidad de Harvard, encabezado por George Church, empezó a trabajar en el proyecto que tenía previsto clonar mamuts en 2018. Ahora, Church y Ben Lamm, emprendedor en serie, unieron sus esfuerzos creando la ‘startup’ Colossal para acelerar la investigación académica y financiar mejor el proyecto. La compañía ya ha obtenido 15 millones de dólares de inversiones.
«Ser capaz de entender realmente la genómica y la biología sintética y profundizar en la capacidad de preservar y recrear la vida, creo que son pasos bastante fundamentales hacia el futuro», dijo Lamm.