Un nuevo e interesante estudio muestra cómo el ejercicio puede potenciar la salud del cerebro. El ensayo, realizado en ratones, descubrió que una hormona producida por los músculos durante el ejercicio puede pasarse al cerebro y mejorar la salud y la función de las neuronas, con lo que beneficia el pensamiento y la memoria tanto en animales sanos como en los que padecen una versión roedora de la enfermedad de Alzheimer. Investigaciones anteriores han mostrado que las personas también producen esa hormona durante el ejercicio y, en conjunto, los hallazgos sugieren que movernos podría alterar el curso de la pérdida de memoria al envejecer o padecer demencia.
Ya contamos con suficiente evidencia de que el ejercicio es bueno para el cerebro. Investigaciones tanto en personas como en animales muestran que la actividad física estimula la creación de neuronas nuevas en el centro de memoria del cerebro y luego ayuda a esas nuevas células a sobrevivir, madurar e integrarse a la red neuronal, donde pueden ser de ayuda para pensar y recordar.
Los científicos han especulado que quizá la actividad física modifica de manera directa el ambiente bioquímico dentro del cerebro, sin que tengan que involucrarse los músculos. O, también, que los músculos y otros tejidos podrían liberar sustancias durante la actividad física que viajan al cerebro y ahí dan inicio a ciertos procesos, lo cual lleva a mejoras subsecuentes en la salud del cerebro. Pero en ese caso, las sustancias tendrían que poder pasar por la red de vasos sanguíneos que separa nuestro cerebro del resto del cuerpo y evita que sustancias ajenas pasen al encéfalo.