Cómo EE.UU., China, Rusia, Irán y Pakistán están involucrados en la lucha por el futuro de Afganistán

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El Talibán sigue una línea extrema de la sharia, o ley islámica, y cuando estaban al mando prohibieron la televisión, la música, el cine, el maquillaje y desautorizaron que las niñas de 10 años o más fueran a la escuela.

Asimismo impusieron castigos acordes a su estricta interpretación de la ley islámica, como la ejecución pública de asesinos y adúlteros condenados y la amputación a los ladrones.

El Gran Juego terminó hace más de 100 años, pero una lucha muy distinta por el control del país continúa y la mayoría de los expertos en asuntos afganos concuerda en que las cuatro décadas de conflicto son consecuencia de un nuevo juego de intereses regionales e internacionales.

Además de Pakistán e India, cuya competencia por influir en Afganistán se cree que le dio origen al Talibán, también persiste la intensa rivalidad entre Occidente y Rusia, que en su última etapa se remonta a cuando los soviéticos invadieron el país en 1979.

Moscú insiste en que sus intereses actuales en Afganistán se limitan a garantizar la seguridad de las fronteras de sus aliados en Asia Central, pero sus intenciones últimas no están tan claras.Pero a Rusia -que tiene un largo historial de ataques yihadistas en el Cáucaso-, también le preocupa que el terrorismo avance en la región.

Aparte de intereses económicos en Afganistán -China aún guarda la esperanza de explotar cobre en la región afgana de Mes Aynak-, a Pekín también le preocupa que los grupos islamistas que operan en la región de Xinjiang, en el oeste del país, tomen fuerza

En los últimos años, Xinjiang ha sido noticia por las acusaciones de genocidio contra el pueblo uigur, que Pekín ha tildado de absurdas.

Pero además de las preocupaciones en torno a su seguridad, desde hace mucho tiempo China ha mostrado su interés en hacerle contrapeso a Estados Unidos en la región.

Los intereses de EE.UU. en Afganistán son varios.

Por un lado, Washington sabe que sería muy peligroso dejar que los talibanes controlen todo el país, pues esto supondría que Occidente tendría que lidiar con un Estado de casi 40 millones de habitantes que podría servirle de santuario a grupos extremistas.

Estados Unidos también busca limitar la intrusión rusa, china e iraní en el país.

Asimismo quiere prevenir una catástrofe humanitaria en la región, un escenario que parece acercarse cada vez más.

Solamente el mes pasado, más de 1.000 civiles fueron asesinados en Afganistán, según cifras de la ONU.

Pese a esto, de acuerdo a Seth Jones, al grupo yihadista le costará controlar el país: su ideología es «demasiado extrema» para muchos afganos, particularmente aquellos que viven en las principales ciudades.