El aviso de la ciencia da paso a la batalla política para terminar con la era de los combustibles fósiles

El último informe del grupo de expertos sobre cambio climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés) presentado el lunes constituye un demoledor aviso sobre los impactos que ya están cambiando el planeta de forma irreversible. Ahora llega el turno de la batalla política, pues hacer caso del “código rojo” de los científicos requiere una transformación radical de nuestra sociedad que no resulta nada fácil por sus enormes implicaciones económicas y sociales.

Como muestra el estudio del grupo de trabajo I del sexto informe de evaluación del IPCC hecho público el lunes, cuanto más se caliente el planeta, peores serán las consecuencias. Y muchas de las esperanzas para evitar los peores escenarios de los científicos pasan por la Cumbre Mundial del Clima de Glasgow (COP26) que debe celebrarse en noviembre. “La COP26 será el momento de la verdad”, incide Figueres, que defiende la validez del Acuerdo de París, del que fue una de las artífices en 2015. “Todo lo que necesitamos para evitar los impactos exponenciales del cambio climático es factible. Pero depende de que las soluciones avancen exponencialmente más rápido que los impactos, y de que nos pongamos en camino de reducir a la mitad las emisiones globales para 2030”

El objetivo final del Acuerdo de París es que la temperatura media del planeta no suba más de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, intentando limitar ese aumento a 1,5 °C. El trabajo científico del IPCC asegura que en todos los escenarios analizados se supera la barrera de 1,5 grados en los próximos 20 años, pero sigue habiendo un caso en la que la temperatura vuelva a bajar y se quede a este nivel para final del siglo. Esta es la alternativa más optimista, si se llevan ya a cabo reducciones rápidas y a gran escala de las emisiones.

El escenario más pesimista es que se siga emitiendo estos gases al mismo ritmo que ahora, lo que subiría la temperatura 4,4 grados, y multiplicaría la intensidad y frecuencia de los fenómenos extremos. Fuera del informe, la realidad, como señala Wendel Trio, director de Climate Action Network (CAN) Europe, es que con los compromisos actuales de reducción de los países sobre la mesa, el planeta va a un aumento de cerca de 2,5 °C. “Es insuficiente, para reducir el riesgo de eventos extremos como los incendios de Grecia o las inundaciones de Alemania y Bélgica este verano, los países deben comprender que deben hacer más”, incide el director de esta red de organizaciones ecologistas, que reclama que China y EE UU, los principales emisores del planeta, así como la Unión Europea, aumenten sus compromisos para la cumbre de Glasgow.