El día en que el rey Juan Carlos mató a su hermano por accidente

Aquella Semana Santa de 1956 será recordada como una de las más tristes en la historia de la realeza española, cuando el entonces príncipe Juan Carlos Borbón mató de un disparo en la cara a su hermano menor, el Infante Alfonso, de 14 años.

Era jueves, y el ahora ex rey de España de 83 años, que abdicó en favor de su hijo Felipe VI en 2014 y que actualmente se encuentra refugiado en los Emiratos Árabes, había realizado junto con su hermano Alfonsito una práctica de tiro en el parque de Villa Giralda, en Portugal, donde la familia real transitaba el exilio.

A Juan Carlos o Juanito, de 18 años, le habían regalado una pistola Long Automatic Star calibre 22 durante su estadía en la academia militar. Luego de disparar en el parque con esa misma pistola, ambos hermanos, que eran muy unidos, se refugiaron en una de las habitaciones de la residencia, pasadas las 20. Sin embargo, después de algunos minutos, se oyó una detonación seca, sorda y trágica.

El proyectil le ingresó a Alfonsito por la nariz y se alojó en el cerebro. Lo mató al instante. “¡Júrame que no lo hiciste a propósito!”, gritó Juan de Borbón y Battenberg, el papá de ambos, al mayor de sus hijos, después de envolver el ensangrentado cuerpo de Alfonsito en una bandera española que tomó del mástil de la residencia.

“¡Júrame que no lo hiciste a propósito!”, gritó Juan de Borbón y Battenberg, el papá de ambos, al mayor de sus hijos
Vanity Fair

“¡Júrame que no lo hiciste a propósito!”, gritó Juan de Borbón y Battenberg, el papá de ambos, al mayor de sus hijos (Vanity Fair /)

“Mientras su Alteza el Infante Alfonso limpiaba un revólver con su hermano, se disparó un tiro que le alcanzó la frente y le mató en pocos minutos”, fue el comunicado que distribuyó la embajada española en Lisboa.

Pero la verdad salió a la luz enseguida. El disparo que había matado al infante lo había ejecutado su hermano mayor. Fue un accidente trágico que lo marcaría para siempre.

“Éramos muy cómplices. Lo quería mucho. Era muy simpático y despierto. Jugaba muy bien al golf. Lo sigo echando mucho de menos. No poder tenerlo a mi lado, no poder hablar con él, pero la vida debe continuar”, dijo Juan Carlos, cuando ya había abdicado, durante una entrevista con la escritora francesa Laurence Debray.