Niño de 10 años lleva a su abuelo en carriola de bebé a vacunar; expuso su vida

El pasado 13 de marzo, Javier Alejando García, de tan solo 10 años, llevó a su abuelo Víctor a un Centro de vacunación en el estado de Oaxaca, ubicado en San Isidro Monjas, agencia de Santa Cruz Xoxocotlán.

Para lograrlo, el pequeño tuvo que superar varias adversidades, la primera, él tiene una enfermedad llamada Púrpura trombocitopénica, la cual se presenta en algunos niños y los síntomas son la aparición de hematomas, sangrado y manchas rojizas y moradas pequeñas en la parte inferior de las piernas.

La segunda, su abuelo no camina con facilidad y el trayecto hacia el centro era largo, por lo que tuvo que transportarlo en una carriola de bebé.

Fue la periodista Paulina Ríos quien compartió en redes sociales fotos y videos del menor llevando a su abuelo al centro de vacunación, además de que entrevistó a Javier para conocer su historia.

«Los topes fueron muy pesados para mí, porque en uno casi se me cae mi abuelo. Pues hice todo lo posible y alcé la carriola, la alcé con todas mis fuerzas, no importaba que me saliera sangre, lo que fuera, yo amo mucho a mi abuelo. Alzo la carriola y que la empujo», narró el menor.

Javier iba a acompañado de su hermano menor y en el trayecto nadie les ayudó, solo su mismo abuelo, quien a ratos se paraba para caminar algunos minutos. Al llegar al centro, unos policías los auxiliaron para ingresarlo.

El menor relata que esperaron afuera a su abuelo y que luego les llamaron porque Don Víctor se comenzó a sentir mal, se le bajó la presión y tenía el azúcar baja, pero con el paso de los minutos se recuperó y pudo regresar a casa con sus nietos.

Paulina Ríos señala que tras darse a conocer las fotos y el video, la Presidencia Municipal de Santa Cruz Xoxocotlán le entregó una silla de ruedas a Don Víctor y lo dieron de alta en unprograma alimentario.

Esa foto de Javier Alejando García llevando a su abuelo, dejó al descubierto la precaria condición en la que viven, pues el menor relató a la periodista, que muchas veces él tiene que salir a buscar dinero para ayudar a su mamá.

«Yo empecé desde los 7 años, llevó tres trabajando, cuando mi mamá no tiene para darnos un taco, yo la ayudo consiguiendo chambitas. Una vez un señor me dijo, ‘sí te doy trabajo, para cargar tabiques’, y esa vez me gané mis primeros 200 pesos», contó el menor quien no sabe leer ni escribir, pues no acude a la escuela.