Un cuentecillo de serpientes 

“Con los judas no se pelea, ellos se ahorcan solos”, refrán popular. 

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Érase una vez Hospital Regional, Número 6, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) llegó al área de urgencias la expriísta Ivonne Ortega Pacheco, y el ex panista Gustavo Cárdenas Gutiérrez, ambos con la lengua hecha pedazos.
Un caluroso y ardiente municipio del Golfo de México, transcendió que la ex gobernadora de Yucatán, como militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el dos veces aspirante a la gubernatura de Tamaulipas por Acción Nacional (PAN), compartían la mesa en el restaurante del Hotel Posada de Tampico, propiedad de la familia Garza Cantú, de poderosos empresarios de la industria energética y de la construcción.
En aquella ciudad de la Jaiba Brava, ambos políticos resentidos y en activo criticaban la alianza entre PAN y PRI, porque sólo buscan el poder por  el poder, cuando los dos asustados comenzaron a buscar en el piso del restaurante sus fragmentos de lengua.
La de Ortega, se retorcía como cola de salamanquesa al ser desprendida del cuerpo del pequeño reptil, mientras que la del eterno candidato bisagra de Tamaulipas, parecía una víbora danzante de color azul y anaranjado.
La visita de Ortega Pacheco a Tampico, Tamaulipas, en el noreste de México, generó tanta risa en el argot político que ni los priístas sintieron el ánimo de buscarla para saludarla; el respeto que se le tuvo a la exgobernadora tricolor se esfumó como las mismas mocedades que la vistieron de gloria.
El poder por el poder fue lo que dejó fuera del PRI a Ortega Pacheco, luego de que Alejandro Moreno le ganó la dirigencia del Comité Ejecutivo Nacional; el poder por el poder es el mismo que movió a Gustavo Cárdenas del PAN, aunque fue dos veces candidato y una más aspirante a la gubernatura por Movimiento Ciudadano, en ninguna jugó como un digno candidato de oposición.
Colorín colorado… en unos meses más seguramente Ivonne  Ortega, estará nuevamente por este lado.
@dect1608