Es habitual ver las calles de La Habana (Cuba) llenas de bullicio, pero la pandemia del coronavirus ha cambiado radicalmente su aspecto. Desde este 1 de septiembre, la capital vive un toque de queda destinado a parar la expansión del virus.
Así, las avenidas y paseos se han convertido en lugares fantasmas en los que no se ve ni un alma. Los agentes de policía patrullan para hacer cumplir las restricciones y mandar a casa a todas aquellas personas que no siguen las disposiciones oficiales.
El toque de queda, que estará vigente durante 15 días, dura 10 horas, entre las 19:00 horas y las 5:00 horas y su objetivo es evitar que sigan aumentando los casos. A mediados de julio no había contagios, pero en el mes de agosto se han llegado a registrar varias decenas diarios. Las medidas disuasorias también incluyen la prohibición de salir de la ciudad y cuantiosas multas para los que incumplan.