Una gran masa de polvo del desierto del norte de África de unos 800 millones de toneladas métricas, se dirige hacia México y Estados Unidos en un viaje que se prevé se complete en unos pocos días. La columna de polvo, que es visible al ojo humano, aunque fue detectada en junio de 2020 por satélites de la NASA, se trata de un fenómeno que tiene lugar todos los años y su viaje es registrado por diferentes satélites y estaciones meteorológicas de todo el mundo.
El fenómeno tiene lugar a finales de la primavera en los desiertos norteafricanos donde los vientos cálidos elevan esta inmensa capa de polvo que es transportada atravesando el Atlántico hasta el Caribe y las costas de Estados Unidos. ¿Es peligrosa esta columna de polvo para la salud? ¿Qué impacto tiene en el ecosistema? Lo primero que hay que explicar es que se trata de un fenómeno natural y no relacionado con la actividad humana en el planeta, pero su paso deja huella, literalmente, con consecuencias tanto positivas como negativas.
Esta masa de polvo, por un lado, sirve como potente fertilizante para el Amazonas y sostiene la creación y mantenimiento de las playas del Caribe, ya que conforma una base de micronutrientes para el ecosistema marino y, como te hemos apuntado, para la granselva amazónica. Estas columnas llevan consigo considerables cantidades de fósforo y hierro que favorecen la producción de biomasa marina en aquellas zonas donde escasean estos minerales.
Pero como te hemos apuntado, este viaje anual tiene también un impacto negativo para el ser humano y en varias facetas. Se sabe que puede interferir en las comunicaciones, pero lo peor son las posibles consecuencias en la salud una vez la columna toca tierra: este polvo puede estar detrás de alergias y afecta directamente a los afectados por problemas respiratorios, por lo que se recomienda el uso de máscaras (menos mal que, por desgracia, para esto último ya estamos preparados).