¿Corrupción o incapacidad?

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El Gobierno de México se puso rudo a unos días de que entre en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En términos futbolísticos, diría que el presidente Andrés Manuel López Obrador aplicó una entrada con fuerza desmedida contra la cultura económica y nacionalista de los Estados Unidos.
Este lunes desde el humilde municipio de Perote, en el centro del estado de Veracruz, el presidente mexicano prácticamente actuó como el futbolista español del Real Madrid, Sergio Ramos, cuando en la final de la Champions League en 2018  contra el Liverpool, por poco le arranca el brazo al egipcio Mohamed Salah.
Aquella noche en Kiev, el madridista muy a su estilo y con la experiencia que le caracteriza, con la mano izquierda hizo una jugada arriesgada con fuerza desmedida, algo similar a lo políticamente hecho ahora por el presidente mexicano, quien probablemente ve disminuido a su homologo Donald Trump.
Sin duda alguna el tabasqueño pudo haber evitado ejemplificar con la empresa automotriz Ford, mamá de la industrialización los 68 mil empleos que genera el programa federal Sembrando Vidas, además de que su discurso de campaña traído al presente en relación a la “minoría rapaz” y de “potentados” extranjeros intencionados en saquear al país tomó un tono de respuesta a la carta en la que Michael J. Sommers, presidente y CEO del Instituto Americano del Petróleo (API), acusa al Gobierno mexicano de llevar a cabo acciones discriminatorias en el sector energético en contra de compañías estadounidenses.
Después de muchos años de lucha, por fin, Andrés Manuel López Obrador  se convirtió en presidente de  México (en el mismo 2018 que Ramos casi deja sin mundial a Salah), entiendes desde campaña insiste en hacer valer la justicia, y suprimir la corrupción. Solo que ahora un tanto incómodo, guardando la sana distancia, sin poderse dar la mano, ni dar abrazos, el presidente mexicano reiteró que se recuperará a plenitud la libertad y soberanía nacional.
Con discursos como el de Perote, parece que López Obrador  va con todo contra el actual régimen, ha puesto a temblar al Instituto Americano del Petróleo (API), pues ha dicho que su gobierno “no es un Comité al servicio de una minoría rapaz, ya México no es tierra de conquista, no es que van a venir potentados de otras naciones influyentes a saquear nuestro país, se acaba la corrupción, se va a terminar por completo la corrupción les guste o no les guste, lo quieran o no lo quieran”, y volvió con el “me canso ganso, se acaba la corrupción”.
Más tarde López Obrador, en reunión con Marcelo Ebrard -el Luis Videgaray, del obradorismo-, sostuvo una llamada telefónica con el primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, claro, respecto a la inminente entrada en vigor este primero de junio del TLC; el presidente mexicano presumió  en un video que “son buenas, una de las mejores relaciones que tenemos en términos comerciales, económicos. Muy gentil, agradable, respetuoso el primer ministro de Canadá”.
Mientras tanto, en las oficinas del gobierno estadounidense en Paseo de la Reforma, más precisos en la Embajada donde despacha Cristopher Landau, seguramente el diplomático se replantea esa carismática y aduladora conducta para con el mexicano pues vaya que ahora sí el presidente abusó.
Además una cosa es corrupción y otra, muy distinta, no respetar lo acordado entre gobierno y potentados.
@dect1608