Nueva York, 12 jun (EFE News).- La madre de la niña salvadoreña de 13 años que esta semana demandó al gobierno del presidente Donald Trump por deportarla bajo la excusa de la pandemia dice vivir su «peor pesadilla» desde que su hija fue enviada de regreso a su país, donde enfrenta la amenaza de las pandillas de las que huía.
«Mi hija salió huyendo de las pandillas, temo por su vida, de que en venganza porque salió huyendo la represalia sea peor que lo primero que querían hacer», dice a Efe «Victoria», cuyo nombre real se mantiene en reserva así como el de su hija por privacidad y seguridad.
UNA VIDA EN PELIGRO
Victoria, que fue policía en El Salvador durante seis años, también tuvo que huir por la «amenaza de las maras» luego de que se negara a cooperar con éstas y por la «corrupción» a la que ciertos jefes querían que se prestara».
La salvadoreña, que hace siete años llegó a los Estados Unidos y obtuvo el beneficio migratorio de «retención de deportación» que le permite trabajar pero no reclamar a familiares, salir del país o acceder a la residencia permanente («green card»).
Conteniendo sin éxito el llanto, asegura que no duerme desde que la niña fue expulsada el pasado mes a su país, donde permanece oculta, mientras una corte en EEUU decide sobre un recurso legal presentado por la Unión de Libertades Civiles, la organización humanitaria Oxfam y otras de derechos civiles contra la Administración Trump a nombre de la menor, en un intento por traerla de regreso.
Las autoridades de Inmigración sacaron del país a la niña recurriendo a la Ley de Seguridad Pública por la pandemia del coronavirus, según los abogados.
ENCERRADA EN CASA
Victoria dice que la pequeña tiene «mucho miedo» y se siente «desesperada» porque es «muy peligroso» donde está y no puede salir de casa.
La niña llegó a Texas el pasado 21 de abril para reunirse con su madre e iniciar su proceso individual de asilo.
Fue detenida por la Patrulla Fronteriza y, a pesar de que dio el número de teléfono de su madre, las autoridades no se comunicaron con ella y tras siete días fue regresada a El Salvador sin darle la oportunidad al proceso legal al que tenía derecho, denuncian sus abogados.
«A esa niña se le negó todo, absolutamente todo, se le cerró la puerta a un cien por ciento al proceso legal», afirma la abogada Karla M. Vargas, de Texas Civil Rights Project, uno de los grupos demandantes y representante legal de Victoria y su hija, a la que en la demanda se identifica como GYJP.
EL MIEDO DE QUE LE HUBIERA PASADO ALGO
Una persona que cruzó la frontera con su hija llamó a Victoria para informarle de que su niña había sido detenida. La salvadoreña, que vive en Nueva York, esperaba que al día siguiente o a los días la llamarían, pero el teléfono nunca sonó.
Explica que la persona que le llamó le indicó además que a la niña «se la habían llevado en una ambulancia». En su angustia, inició una búsqueda que comenzó con una llamada a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados.
«Me dijeron que esperara 72 horas para poner una alerta para buscarla y yo llamaba todos los días pero no tenían noticias. Busqué en hospitales, llamé a derechos humanos, a todos lugares y organizaciones», indica.
Victoria recibió entonces una llamada de su consulado en Texas en la que se le informó de que la niña sería enviada a su país al día siguiente y, aunque intentó que un abogado fuera a verla, ya la habían deportado, antes de lo previsto.
La menor, de acuerdo con la abogada, estuvo todo el tiempo bajo custodia de la Patrulla Fronteriza -aunque se desconoce dónde- y nunca fue enviada a un refugio de niños como debió haber ocurrido para luego ser entregada a su madre.
DEBIDO PROCESO
«Están evadiendo cien por ciento el proceso» establecido, dice la abogada. «Están automáticamente deteniendo y retornando a la gente, no usamos deportación porque eso es un proceso que se hace dentro del proceso migratorio basado en las leyes» que no tuvo la niña «y por eso le llamamos expulsión».
A pesar de lo irregular del proceso, Vargas destaca que es algo que ocurre con bastante frecuencia y por eso esta semana se han presentado ya dos primeras demandas contra el Gobierno. Una, la de la niña salvadoreña, y la otra la de un hondureño de 16 años que logró que un juez pospusiese su expulsión del país.
Victoria señala que el endurecimiento de las leyes de inmigración por parte del Gobierno Trump no tiene corazón ni tiene en cuenta que no dejan sus países atrás porque quieran, sino porque, como en su caso, corría «peligro» su vida.
«Yo salí hace años huyendo por mi vida, ahora sale mi hija también huyendo por su vida, para buscar un futuro mejor, dónde poder estudiar, una niña con sueños», afirma la salvadoreña, que tiene dos hijas, una de las cuales es ciudadana y vive también en Nueva York.
Victoria dice con orgullo que su hija sueña con ser una gran artista. «Ella pinta, va a la escuela regular y además estudia inglés y clases de pintura», indicó la salvadoreña, que trabaja como mesera y para Uber.
«Quiero ver a mi hija, saber que está a salvo», señala entre llanto mientras asegura que cuando llegue su pequeña a EE.UU. «se acabarán todas sus «preocupaciones».
(c) Agencia EFE