Nueva investigación publicada el jueves mostró lo peligroso que es el nuevo coronavirus para los pacientes de cáncer en tratamiento y en remisión: Aquellos que desarrollaron la enfermedad COVID-19 tuvieron muchas más probabilidades de fallecer dentro de un mes que las personas sin cáncer que contrajeron el nuevo coronavirus, de acuerdo con dos estudios.
Son los estudios más grandes de personas con ambas enfermedades en Estados Unidos, Gran Bretaña, España y Canadá. En uno de los estudios, la mitad de los 928 enfermos de cáncer en tratamiento y en remisión contagiados con COVID-19 fueron hospitalizados y 13% falleció. Es una cantidad mucho mayor respecto a las tasas que se han reportado en la población en general.
Los resultados fueron publicados en la revista The Lancet y serán objeto de discusión este fin de semana en una conferencia de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica que se llevará a cabo a causa de la pandemia.
Un segundo estudio publicado en The Lancet y elaborado por investigadores en Inglaterra, con 800 pacientes con COVID-19 y varios tipos de cáncer, encontró una tasa de mortalidad más alta: 28%. El riesgo aumentó con la edad y otros problemas de salud, como hipertensión.
Los estudios tienen grandes implicaciones: Más de 1,6 millones de personas son diagnosticadas con cáncer en Estados Unidos cada año, varios millones de estadounidenses están en tratamiento y alrededor de 20 millones son sobrevivientes de cáncer.
El médico Jeremy Warner, un científico de datos de la Universidad de Vanderbilt que estuvo a cargo del estudio más amplio, dijo que los resultados muestran la prudencia de las medidas que muchos hospitales han implementado para demorar o modificar la atención para muchos pacientes de cáncer, y la necesidad de que las personas tratadas anteriormente sean más cuidadosas ahora.
“Si no tienen COVID-19, es mejor que hagan todo lo que puedan para evitar contagiarse”, comentó.
Para Luciano Orsini, eso significó posponer su cirugía en el Centro para Cáncer Fox Chase de Filadelfia por aproximadamente un mes para evitar someterse a ella cuando aumentaban los casos de coronavirus allí. Orsini perdió un riñón a causa del cáncer el año pasado y estaba ansioso de esta operación para extirpar los tumores en el que le queda. Le realizaron una prueba de COVID-19 varias veces, incluida la noche previa a su operación el 29 de abril.
“Fue un poco desalentador” tener que esperar, comentó. “Constantemente revisaba el reloj».
Actualmente se recupera en su casa de Sicklerville, Nueva Jersey, y dio negativo al coronavirus la semana pasada.
“La pandemia plantea enormes exigencias al sistema de atención al cáncer” y los “estudios nuevos muestran buenas razones para preocuparnos”, dijo el médico Howard Burris, quien es presidente de la sociedad de cáncer y dirige el Instituto de Investigación Sarah Cannon en Nashville, Tennessee.
“Tratamos de minimizar las visitas a la clínica” y les pedimos a pacientes de cáncer de edad avanzada y a aquellos con problemas en los pulmones “que estén más atentos, aislados, se queden en casa y que tengan cuidado con sus familiares”, señaló Burris.
Casi la mitad de los pacientes que participaron en el estudio de Warner recibían tratamiento contra cáncer cuando fueron diagnosticados con COVID-19. Los otros ya habían completado su tratamiento, no lo habían iniciado, habían estado bajo observación o habían tenido cáncer. Los investigadores incluyeron todos estos grupos debido a que algunos tratamientos de cáncer pueden afectar los pulmones o el sistema inmunológico años después y repercuten en la probabilidad de sobrevivir al coronavirus, explicó.
Los hombres tuvieron peores resultados: 17% de ellos falleció por 9% de las mujeres. Eso podría deberse a que el cáncer de mama fue el tipo de tumor más común en este grupo y las mujeres que lo padecen tienden a ser más jóvenes y con menos problemas de salud en comparación con varios tipos de cáncer que se observan en los hombres y que generalmente se diagnostican en edades más avanzadas. Fumar también es más común entre los hombres.
El riesgo de muerte también parecía ser más alto en pacientes que tomaban el medicamento contra la malaria hidroxicloroquina más el antibiótico azitromicina, pero esto pudo deberse a que pacientes más enfermos recibieron los fármacos. De los 928 participantes, 89 tomó hidroxicloroquina y 181 la combinación.
La tasa de mortalidad en pacientes que recibieron ambos fármacos fue de 25%, aproximadamente el doble del 13% para el grupo en conjunto, dijo Warner.
“No sabemos si esto es causa y efecto”, y estudios como este no pueden probar ese vínculo, puntualizó. El uso de la hidroxicloroquina sola no se relacionó con un riesgo significativamente mayor de muerte, pero hubo menos pacientes que lo tomaron de esta manera. Actualmente, el estudio tiene más de 2.000 pacientes inscritos y el siguiente análisis revisará si las tendencias siguen siendo las mismas, dijo Warner.
Sólo dos de los 270 tomaron los medicamentos como parte de un ensayo clínico, algo que “me llamó la atención” debido a los posibles efectos secundarios, comentó Warner. A menos que los pacientes de cáncer estén en uno de los estudios cuidadosamente diseñados que están probando la hidroxicloroquina, “no tomen ese medicamento” por cuenta propia, aconsejó.