Quito, 3 may (EFE).- Más de 600 tripulantes están confinados en barcos en las Islas Galápagos, 51 de ellos contagiados por coronavirus, confirmó Norman Wray, ministro presidente del Consejo de Gobierno del archipiélago, situado a unos mil kilómetros del Ecuador continental.
En una entrevista con Efe, Wray indicó que los contagiados (la mayor parte asintomáticos) se encuentran en tres de las 177 embarcaciones que, en su mayoría, están fondeadas en la zona de la isla Santa Cruz.
En uno de los barcos hay 48 contagiados de COVID-19, a quienes se les ha realizado un seguimiento desde hace unos quince días, por lo cual se prevén próximamente nuevas pruebas para valorar su carga viral y determinar su evolución.
En esa embarcación hubo dos casos críticos que fueron trasladados a Quito, donde uno de ellos falleció, mientras que el segundo «evoluciona de manera favorable», dijo.
Wray comentó que algunos de los más de 600 tripulantes llevan más de cuarenta días en las embarcaciones, y que debido a un protocolo de seguridad marítima, no pueden abandonar los barcos salvo en situaciones humanitarias de salud o circunstancias de fuerza mayor.
Pero, tras los resultados de la toma de muestras para COVID-19 prevista para la próxima semana, en aquellas embarcaciones donde no se presenten inconvenientes dejarán una «dotación mínima» dependiendo del tamaño del barco y las necesidades de cuidado.
PRIMER VUELO DE RETORNO
El funcionario comentó que este domingo sale el primer avión que llevará desde el Ecuador continental a población de Galápagos, que se quedó fuera del archipiélago desde el 17 de marzo, cuando se restringió todo ingreso a las islas a fin de evitar la expansión del coronavirus.
Se trasladarán unas 80 personas en un avión de la aerolínea local TAME, que irá a la isla San Cristóbal, y en el que también se llevará equipo médico, entre ellos dos ventiladores para reforzar la atención sanitaria en el archipiélago.
Según Wray, algo más de 3.500 personas esperan en el continente para regresar a las islas y todos deben someterse a prueba de coronavirus antes de embarcar, mientras que a su llegada deberán cumplir un aislamiento de catorce días en hoteles, entre otros.
«Estamos cumpliendo con lo ofrecido: iniciar un proceso ordenado, pausado y controlado de retorno, a fin de mantener nuestras cifras, como las estamos manteniendo, controladas, y no generar una vulnerabilidad para la capacidad del sistema de salud, que continúa fortaleciéndose», dijo.
REGRESO AL CONTINENTE
Wray cifró en unas 1.500 las personas que esperan regresar desde Galápagos, de donde ya han salido más de 2.000 personas desde marzo, muchos de ellos turistas extranjeros.
Por ello, en los aviones que lleven desde este domingo a los ciudadanos a las islas, saldrán otras personas al continente, entre ellos turistas locales y extranjeros, así como gente que ya no puede trabajar en el archipiélago, donde está paralizada su principal actividad económica: el turismo.
Wray opina que la pandemia está «bajo control» en el archipiélago, que tiene 107 contagiados confirmados por PCR (uno hospitalizado, con evolución favorable), a la población en aislamiento y cercos epidemiológicos establecidos.
SOLIDARIDAD, SUBSIDIOS Y AHORROS
Con su principal actividad económica paralizada, en Galápagos funciona al momento «una red importante de solidaridad» para generar el soporte de seguridad alimentaria, explicó Wray al indicar que algunas familias se han quedado sin recursos por «el shock económico» a raíz del coronavirus.
Además, el Estado analiza la posibilidad de un subsidio directo a través de un bono para familias en «condiciones complejas» y la distribución de kits alimenticios, en un plan que permita manejar «por lo menos durante dos o tres meses más el complejo problema de la emergencia» sanitaria, explicó.
Y mientras los habitantes de Galápagos también han echado mano de sus ahorros para afrontar la crisis, el Gobierno estudia mecanismos para canalizar, desde la banca pública, créditos cómodos para proteger el empleo en la zona.
«Ahorita nosotros estaríamos haciendo una planificación de tres a seis meses de protección especial», subrayó al comparar con un terremoto las consecuencias económicas y sociales del COVID-19 para Galápagos por la vulnerabilidad de su economía.