Asesino de Nueva Zelanda simpatizante de Donald Trump

Christchurch (Nueva Zelanda.- Brenton Harrison Tarrant nació en Australia 28 años antes de cometer la peor masacre en Nueva Zelanda guiado por una ideología de extrema derecha, antimusulmana y antiinmigración, además aseguro afin a los ideales del presidente de Los Estados Unidos, Donald Trump.

Tarrant hizo un típico gesto de los supremacistas blancos al entrar, con traje de preso y grilletes en brazos y piernas, al tribunal de Christchurch, donde fue imputado por asesinato en la matanza de 49 personas en dos mezquitas de esta ciudad.

Como indicó la primera ministra, Jacinda Ardern, «afronta un cargo de asesinato, pero obviamente formularemos otros más».

Unas veinte horas antes, aparecía en un vídeo que retransmitió en directo en Facebook dentro de su coche escuchando una canción que hace apología de Radovan Karadzic, condenado por genocidio contra los musulmanes de Bosnia, instantes antes de asaltar la mezquita Al Noor de la avenida Deans de Christchurch.

Las imágenes, tomadas desde una cámara instalada en su casco, siguieron mostrando como disparaba a bocajarro a los feligreses tras su entrada en el recinto religioso, donde hubo 41 de los muertos, incluidos menores.

Para ello utilizó dos armas semiautomáticas que llevaban inscritos los nombres de extremistas, incluido el neonazi español, Josué Estébanez, personajes apropiados por el supremacismo blanco como Carlos Martel, el rey franco que derrotó a los Omeyas en el siglo VIII, o víctimas de atentados yihadistas, así como dijo ser seguidor de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos Americanos.

Crear un clima de miedo entre los musulmanes era el objetivo de la matanza, según dejó escrito en un manifiesto de 74 páginas lleno de invectivas contras los seguidores de esta religión y en el que se define como «racista» y «fascista».

En el documento, Tarrant se describía como «tipo normal de una familia blanca de clase trabajadora» que decidió pasar a la acción «para garantizar el futuro de mi gente».

Consumidor de páginas web con contenidos de ultraderecha, Tarrant asegura que llegó a establecer contacto con Anders Breivik, el ultra noruego que mató a 77 personas en su país en 2011, y que este apoyó su acción.

Nacido en Grafton, en el estado de Nueva Gales del Sur, a unos 600 kilómetros al norte de Sídney, en 2009 comenzó a trabajar como entrenador personal en el gimnasio de la ciudad, donde estaría empleado dos años, según la cadena ABC.

«Era un entrenador muy dedicado. Trabajaba en nuestro programa que ofrece entrenamiento gratuito a chicos de la comunidad y lo hacía con mucha pasión», dijo la directora del gimnasio, Tracey Gray, a la televisión.

Su afición por el deporte le vendría de su padre, Rodney, participante de maratones y el Iron-man, la versión más dura del triatlón, que murió de cáncer en 2010 a los 49 años.

Un año más tarde, Tarrant dejó el trabajo para viajar por el mundo, en un periplo que lo llevó a sitios como Corea del Norte, Pakistán y Europa, donde según sus escritos comenzó mostrar su fastidio por la presencia de importantes comunidades inmigrantes en las ciudades europeas.

Tarrant ya se habría radicalizado cuando llegó a Nueva Zelanda en 2017 y se estableció en Dunedin, en el sur del país, para planear el ataque y entrenarse.

A finales de ese año ya disponía de permiso de armas, comenzó a comprar las cinco armas que utilizó y que exhibió los últimos días en las redes sociales, y se apuntó a un club de tiro para familiarizarse con su manejo.

En su manifiesto, Tarrant asegura que inicialmente no tenía pensado realizar su ataque en Nueva Zelanda pero que acabó haciéndolo en este país porque al ser considerado como un lugar seguro este tendría un mayor impacto en la opinión pública.

Hace tres meses comenzó a preparar la acción en Christchurch donde, según la primera ministra, Jacinda Ardern, quería seguir matando cuando fue detenido por la Policía.EFE