Angustia en Brasil: desesperada búsqueda de 252 desaparecidos

RÍO DE JANEIRO.- Un día después del colapso de un dique de contención de residuos en una mina de hierro en Brumadinho, Minas Gerais , Brasil se hundió en la angustia con la dimensión de la t ragedia humana y ambiental que provocó el torrente de lodo: la cifra de muertos confirmados subió a 34 y la lista de desaparecidos alcanzaba los 252. Durante la jornada, los socorristas redoblaron sus esfuerzos de rescate, aunque con el paso de las horas y en medio de una lluvia intermitente, las esperanzas de hallar sobrevivientes disminuían; el operativo de búsqueda fue interrumpido durante la noche.

«Lo más probable es que a partir de ahora solo recuperemos cuerpos», reconoció el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema, sobre el desastre ocurrido en el complejo Córrego do Feijão, de la compañía Vale, la mayor minera de Brasil y una de las más grandes del mundo.

Con el aumento de las víctimas fatales, el accidente de Brumadinho superó en gravedad el caso similar ocurrido en noviembre de 2015, en otra mina de Vale en Mariana, también en Minas Gerais, que dejó 19 muertos y un amplísimo terreno contaminado por desechos tóxicos. Fue la peor catástrofe ambiental de la historia del país. El gobernador decretó ayer el estado de calamidad pública en el área para poder agilizar la transferencia de recursos federales.

«Es difícil estar frente a este escenario y no emocionarse. Haremos lo que esté a nuestro alcance para atender a las víctimas, minimizar los daños, investigar los hechos, hacer justicia y prevenir nuevas tragedias como las de Mariana y Brumadinho, para el bien de los brasileños y del medio ambiente», escribió el presidente Jair Bolsonaro en Twitter poco después de sobrevolar la zona afectada. Se trata de la primera crisis ambiental que enfrenta su flamante gobierno, que desde que asumió desdeñó los desafíos del cambio climático e impulsó el desarrollo de la minería y el agronegocio en detrimento de la conservación del medio ambiente.

Con más de 200 efectivos de Defensa Civil, bomberos, militares y voluntarios, 14 helicópteros, drones y perros, los equipos de rescate concentraron su empeño en cuatro puntos donde había chances de hallar personas con vida: un edificio administrativo del complejo minero, donde empleados de la compañía almorzaban cuando sucedió el desastre; un ómnibus y una locomotora que formaban parte del sistema de transporte de la empresa; y la vecina comunidad de Parque das Cachoeiras. Si bien por la mañana fueron hallados tres sobrevivientes en otros lugares cercanos, los trabajos en esos sitios que inspiraban mayor confianza no dieron resultados positivos.

Para mañana se espera que llegue desde Israel un avión con tecnología de imagen para localizar cuerpos enterrados bajo el barro y un equipo de especialistas ofrecido por el primer ministro de ese país, Benjamin Netanyahu, informó Bolsonaro. El secretario general de Naciones Unidas , Antonio Guterres, también ofreció ayudar a Brasil en los operativos.

En Brumadinho, las autoridades instalaron centros de atención a los residentes de pueblos de las inmediaciones que fueron sepultados por la avalancha y las aguas desbordadas del río Paraopeba. De acuerdo a los bomberos, 81 personas quedaron sin techo y fueron albergadas en refugios, mientras que 23 fueron internadas en hospitales, principalmente en Belo Horizonte, la capital estatal, unos 65 kilómetros al nordeste.

Escape»Primero se levantó una polvareda. Después se empezó a romper todo haciendo un ruido tremendo. Todo temblaba», contó Cássia Oliveira, que vivía en una chacra, destruida al paso del alud, y logró escapar con su familia al subir a un morro, desde donde fueron rescatados.

En Belo Horizonte, miles de familiares de desaparecidos concurrieron a la morgue judicial para registrar los datos de sus seres queridos y dejar muestras de ADN que faciliten la identificación de los cuerpos recuperados. Las cifras oficiales de sobrevivientes y muertos, muchas veces contradictorias, exasperaban a la gente e intensificaban el drama.

«Las informaciones están muy confusas. Estamos desesperados por datos. Sé que es difícil, pero tienen que darnos alguna información», se quejó Alexandre Favarini, hermano de un empleado de Vale del que no se tenía noticias.

A la ira de los parientes de trabajadores de Vale se sumaron ayer por la tarde acciones judiciales contra la compañía, que aseguró que el dique siniestrado había sido revisado recientemente y no presentaba riesgos inmediatos.

El Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Ibama), impuso una primera multa de 250 millones de reales (66 millones de dólares) por los daños ambientales causados hasta ahora, aunque el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, no descartó nuevas sanciones contra la empresa.

En tanto, el Ministerio Público de Minas Gerais pidió el bloqueo de 5000 millones de reales (1327 millones de dólares) de Vale, mientras que un juez de Belo Horizonte ordenó el congelamiento inmediato de 1000 millones de reales (265 millones de dólares) de la compañía por lo que calificó de una «tragedia anunciada» que podría haber sido evitada.