SAYULA, México.- La caravana de migrantes centroamericanos que atraviesan México con destino a Estados Unidos retomaron ayer su marcha, a dedo o a pie por la ruta, en un desafío al operativo militar desplegado por orden de Donald Trump para reforzar la frontera.
Allí los esperan 7000 soldados que como primera medida montaron cercas de alambre de púa a lo largo de Texas, Arizona y California. Aunque el avance de la caravana es muy lento, el presidente norteamericano convirtió este tema en uno de sus ejes de la campaña para las legislativas de pasado mañana.
Los 4000 migrantes que ya atravesaron tres países centroamericanos y gran parte de México debieron sortear ayer un nuevo obstáculo, cuando el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, retiró un ofrecimiento de transporte. El funcionario les había prometido anteayer ayuda humanitaria y ómnibus para llevarlos a Ciudad de México, en otra escala hacia su destino final. Pero ayer dio marcha atrás bajo el pretexto de que, con la falta de agua que sufre desde hace días la capital, «no sería prudente llevar a los migrantes en esas condiciones».
Los migrantes reaccionaron sorprendidos y decepcionados por la decisión y decidieron partir por sus propios medios desde Sayula, en Oaxaca, hacia La Isla, un pueblo a 70 kilómetros de distancia en el límite con Veracruz.
«Vamos a caminar, ¿verdad?», preguntó por megáfono una de las organizadoras de la marcha en una asamblea, en la que un coro de voces respondió afirmativamente. «Están jugando con nuestra dignidad», se quejó Gerardo Pérez, un migrante de 20 años, luego de enterarse de que no tendrían transporte.
El cambio de orden se produjo mientras las autoridades mexicanas parecen estar confusas y divididas en cuanto a su enfoque hacia la caravana, que a pesar de todo no cesa en su marcha.
Sin una política oficial, las autoridades intentan presionar por otros medios. La policía federal detuvo por ejemplo a camiones de carga y obligó a los migrantes a descender por considerar peligroso que fueran colgados de los costados o de la parte superior de los camiones.
En otros puntos la policía obligó a las camionetas sobrecargadas a dejar a los migrantes.